El epicentro surgió en la provincia de Gauteng, la más poblada de este país con aproximadamente 16 millones de personas.
Sudáfrica nos ofreció la primera mirada hacia el interior de Ómicron, la variante más contagiosa de coronavirus hasta la fecha que se expande con velocidad por el mundo.
En este país, concretamente en la provincia de Gauteng, se decretó el epicentro por la explosión de casos que se desató desde mediados de noviembre hasta comienzos de diciembre.
Pero el número de infecciones parece estar bajando ahora casi tan rápido como subió tanto en esta provincia como en el resto del país africano.
El 14 de noviembre se registraron 283 nuevos casos. Apenas un mes después, el 16 de diciembre, las infecciones se catapultaron hacia las 23.000 diarias en toda la nación.
Un crecimiento no visto durante toda la pandemia que rápidamente se replicó en países como Reino Unido o Dinamarca y que ahora ya se ve en buena parte de Europa y Estados Unidos.
Pero desde ese 16 de diciembre, el número de infecciones diarias se ha desplomado en Sudáfrica y este lunes 27 de diciembre se registraron menos de 15.000 casos.
Los primeros hallazgos sobre Ómicron apuntan a que causa menor gravedad que sus predecesoras pero que el mayor ritmo al que se contagia continúa siendo un desafío para hospitales y centros de atención primaria.
Desde que se detectara por primera vez esta nueva variante en Sudáfrica, el mundo ha seguido de cerca lo que aquí ocurre buscando comprender más sobre Ómicron.
El epicentro surgió en la provincia de Gauteng, la más poblada de este país con aproximadamente 16 millones de personas.
En Gauteng se encuentra la ciudad más grande, Johannesburgo y la capital, Pretoria.
Tras el rápido incremento de casos ocurrido aquí a mediados de noviembre, los científicos comenzaron análisis genéticos exhaustivos que pronto dieron con la nueva variante que finalmente se anunció al mundo el pasado 25 de noviembre.
Su alta transmisión hizo que Ómicron se convirtiera rápidamente en dominante en Sudáfrica, con la mayoría de casos reportándose en Gauteng.
Y aunque desde el comienzo Ómicron no parecía tener el mismo efecto en el número de hospitalizaciones de otras variantes, a los expertos les preocupaba que el disparado número de casos saturara los hospitales.
Pero desde mediados de diciembre los casos de esta provincia comenzaron a bajar rápidamente, replicándose el mismo patrón en el resto del país.
"Al rápido aumento de casos le ha seguido una rápida caída y ahora parece que vemos el comienzo del fin de esta ola", dijo el doctor Fareed Abdullah, del Hospital Académico Steve Biko en Pretoria, en declaraciones recogidas por la agencia Associated Press.
Y la tendencia a la baja no parece frenarse, al menos hasta este 28 de diciembre.
La pasada semana, ante la disminución de casos en Sudáfrica, Salim Abdool Karim, uno de los epidemiólogos líderes de la respuesta a la pandemia en esta nación, dijo en una entrevista al periódico The Wahington Post que esperaba que "cada país, o casi todo país, siguiera la misma trayectoria".
Desde Sudáfrica, precisamente, nos llegaron los primeros estudios sobre la aparente menor gravedad causada por ómicron.
Poco días después, análisis similares fueron replicados en otros países y reforzaron esas conclusiones.
En una de esas investigaciones, la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido estimó que aquellos contagiados con Ómicron tenían entre un 50% y un 70% menos probabilidades de necesitar tratamiento hospitalario en comparación con otras variantes.
Sin embargo, todavía parece pronto para saber si la bajada de casos sudafricana también se dará en las próximas semanas en otros países.
Diciembre ha sido un mes de cifras récords de casos diarios en países europeos como Reino Unido, Dinamarca, Francia o Noruega.
Y aunque este crecimiento parece haberse ralentizado en los últimos días en Reino Unido, por ejemplo, es difícil sacar conclusiones dado que los festejos por Navidad interrumpen el ritmo habitual de notificación de casos.
Si se repetirá o no el caso sudafricano es algo que solo la evolución de las semanas podrá decir, aunque las situaciones son difícilmente comparables.
Establecer comparaciones entre países es difícil debido a las diferencias demográficas y epidemiológicas.
Varios expertos coinciden e insisten en que la menor edad media de la población sudafricana y los altos niveles de inmunidad adquirida durante las olas de las variantes Delta y Beta, hacen de Sudáfrica un caso difícilmente extrapolable al europeo y de otros continentes.
La pasada semana, el Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE, por sus siglas en inglés) en Reino Unido admitió que tanto el número de hospitalizaciones como de infecciones parecía estar disminuyendo en la provincia de Gauteng, donde se decretó el epicentro de ómicron en Sudáfrica.
Sin embargo, añadieron que "las razones de esto no estaban claras y que no se podía asumir si sería sostenible".
"Tampoco puede asumirse que la ola en Reino Unido seguirá un patrón similar, dada las diferentes poblaciones y situaciones epidemiológicas", apuntó SAGE.
Por el momento, los países continúan apurando sus campañas de vacunación y la administración de dosis de refuerzo. Otros han retomado medidas de confinamiento y distanciamiento social.
Mientras, el mundo sigue atento a Sudáfrica ante cualquier pista que permita entender mejor a esta variante que amenaza a la salud pública a casi dos años de decretarse la pandemia.
PURANOTICIA // BBC MUNDO