Las autoridades locales señalan que no han podido abrirlas para liberar a "más de 100.000 detenidos que pueden verse en las cámaras de seguridad".
La caída del régimen de Bashar al Assad en Siria este fin de semana, tras casi 50 años de gobierno totalitario, ha traído como consecuencia la liberación de varios lugares que eran considerados inaccesibles durante las últimas décadas.
Uno de esos sitios es la famosa prisión de Saydnaya, a la que muchos se han referido como "la prisión roja" o "el matadero humano" por cuenta de las ejecuciones que tenían lugar allí cada semana.
Y uno de los principales objetivos del grupo islamista Hayat Tahrir al Shams (HTS), que logró la caída del gobierno de Al Assad en menos de 13 días, ha sido la liberación de los presos recluidos en ese centro penitenciario.
Este mismo lunes el grupo de defensa civil sirio conocido como Cascos Blancos afirmó que está investigando los informes de sobrevivientes que señalan que hay personas detenidas en celdas subterráneas, de las que no se tenía conocimiento.
En un artículo publicado en la plataforma X, el grupo informó que desplegó "cinco equipos de emergencia especializados" en la prisión para encontrar a quienes se hallan en estos lugares antes de que puedan morir asfixiados por falta de ventilación.
También se hizo un pedido a los trabajadores penitenciarios del régimen de Bashar al Assad para que entreguen los códigos de las puertas electrónicas que dan acceso a las prisiones subterráneas.
Las autoridades locales señalan que no han podido abrirlas para liberar a "más de 100.000 detenidos que pueden verse en las cámaras de seguridad".
Pero los que han logrado salir, lo están celebrando.
Un grupo de hombres festejaba el domingo en el centro de Damasco, la capital siria, la caída de Al Assad porque el cambio de régimen los había salvado de ser ejecutados en Saydnaya.
"Ahora estamos en medio de Damasco. Juro por Dios que nuestra ejecución, junto con las de otras 54 personas, estaba prevista para hoy hace media hora. Gracias a Dios", le dijo a la BBC uno de los hombres, quien no se identificó.
Poco a poco se han comenzado a revelar algunos secretos de esta prisión, que fue construida en 1987 cerca de la localidad de Saydnaya -unos 30 kilómetros al noroeste de Damasco- y cubre un área de 1,4 kilómetros cuadrados.
Gobiernos internacionales y organizaciones de derechos humanos señalaron en reiteradas ocasiones que allí se cometían crímenes atroces como torturas y ejecuciones extrajudiciales de opositores al régimen de Al Assad, especialmente dentro del marco de la feroz guerra civil que vivió el país desde 2011.
Según la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Saydnaya (Admsp, por sus siglas en inglés), que tiene su sede en Turquía, el caído régimen llevaba a cabo ejecuciones directas de presos al menos dos veces por semana.
Los detenidos eran trasladados desde su celda por la tarde, para ser ejecutados esa misma noche o al día siguiente.
Las ejecuciones directas se llevaban a cabo mediante ahorcamiento en salas designadas para este fin, además de otras muertes registradas como consecuencia de la tortura.
Pero no solo se trata de tortura y ejecuciones, sino de las condiciones generales en que vivían los reclusos, como por ejemplo las extremas condiciones de aislamiento que se imponían como castigo.
Pero el nombre de Saydnaya no atrajo la atención solo por la caída del régimen.
Desde hace varios años organizaciones de derechos humanos han denunciado los hechos de horror que ocurrían allí.
Es el caso de Amnistía Internacional, que calificó esta prisión como "un matadero humano" y una prisión donde "el estado sirio está masacrando silenciosamente a su gente".
El centro carcelario consta de dos edificios: el antiguo, llamado el edificio rojo, que fue designado para los detenidos políticos y de seguridad que se oponían al régimen gobernante, y el nuevo, conocido como el edificio blanco, para personas que dentro del gobierno cometen crímenes como corrupción u otros similares.
La misma Admsp señala que se trata de uno de los lugares "más secretos del mundo", donde muchas personas han desaparecido sin dejar rastro.
En un informe de 2022, la Admsp dijo que Saydnaya "se había convertido efectivamente en un campo de exterminio" después del inicio de la guerra civil.
Se estima que más de 30.000 detenidos fueron ejecutados o murieron como resultado de torturas, falta de atención médica o inanición entre 2011 y 2018.
Citando relatos de los pocos reclusos liberados, la organización ha señalado que al menos otros 500 detenidos fueron ejecutados entre 2018 y 2021.
El gobierno sirio siempre negó estas acusaciones y señaló que todas las ejecuciones habían sido hechas en el marco de la ley siria.
Y lo que ha hecho Hayat Tahrir al Shams, una vez depuesto Al Assad, es avanzar en la liberación de los presos de las cárceles bajo el control del régimen.
De hecho, fue lo primero que anunciaron: una vez se hizo pública la caída del gobernante, HTS informó sobre el "fin de la era de la tiranía en la prisión de Saydnaya".
De acuerdo al Servicio Árabe de la BBC, decenas de videos que se han publicado en internet han dejado entrever el horror que se vivía en esta prisión.
Uno de los casos más llamativos ha sido el de un niño de apenas 3 años, a quien se lo ve salir de uno de los espacios en Saydnaya para ser abrazado por su madre.
En la imágenes, publicadas en la red X, se escucha a los rebeldes señalar que se trata del "detenido más joven de la historia, algo que solo puede ocurrir en una prisión como la de Saydnaya".
Pero eso es solo una muestra de la compleja realidad de esta prisión y de todo lo que se puede llegar a saber en los próximos meses, cuando se difundan más detalles de lo que realmente ocurría tras las rejas.
Uno de esos aspectos es la condición de aislamiento extremo a la que se sometía a algunos reclusos, una de las graves denuncias hechas por organismos de derechos humanos en contra del régimen de Al Assad.
Un ejemplo quedó registrado en un video cuando uno de los prisioneros, a quien se le notaban los rigores del encierro en su cuerpo, recorría las calles de Damasco después de ser liberado y le preguntó a un grupo de personas que estaba filmando: "¿Qué fue lo pasó?".
Le respondieron: "Bashar ha caído". El prisionero comenzó a correr y a cantar, "Dios es grande".
(Imágenes: EPA, Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO