Las glorias de este valle son el resultado de más de 5.000 años de historia, pero también de una batalla de décadas entre la preservación y las fuerzas de la naturaleza misma.
Olvidado durante siglos, Kilmartin Glen, en la región de Argyll en el oeste de Escocia, es uno de los paisajes arqueológicos más importantes de Reino Unido. Sin embargo, la mayoría de la gente nunca ha oído hablar de él.
En la carretera al noroeste de Glasgow, entre las colinas de Argyll, la civilización se desvanece y el paisaje parece volverse más vacío de vida e historias, aunque sólo para ojos no entrenados.
Cuando la carretera deja atrás el lago de Loch Fyne y gira hacia el norte saliendo del pueblo de Lochgilphead, puede verse de pronto la gran extensión del valle de Kilmartin Glen.
Esta fue una vez la Escocia que vieron los reyes del antiguo reino gaélico Dál Riata de los siglos VI y VII. Y los pantanos elevados reciben al visitante con colinas llenas de pliegues, campos poblados por ovejas Blackface y bosques plantados con robles de raíces profundas.
Pero si se mira más de cerca (mucho más aún, a medida que la carretera serpentea hacia el norte hasta la ciudad portuaria de Oban), rápidamente queda claro que Kilmartin Glen es un lugar donde la historia acecha en todas partes.
Porque este es el escenario de una colección prehistórica de henges (estructuras arquitectónicas prehistóricas en forma circular u ovalada), túmulos funerarios, cámaras de cistas (monumentos funerarios individuales), monolitos y la concentración más densa de sitios de arte rupestre de Reino Unido, con más de 800 reliquias antiguas según el último recuento.
Esta multitud se construyó antes de los romanos y los griegos, antes de que se erigieran las primeras pirámides hace unos 4.700 años y antes de Stonehenge, el otro gran monumento prehistórico de Gran Bretaña.
Las interpretaciones de Kilmartin Glen realizadas por varios arqueólogos y anticuarios coinciden en que es uno de los mayores tesoros británicos.
Lo más extraño es que la mayoría de la gente no lo sabe.
Las glorias de este valle son el resultado de más de 5.000 años de historia, pero también de una batalla de décadas entre la preservación y las fuerzas de la naturaleza misma.
"A diferencia de muchos sitios prehistóricos de esta escala, todo está abierto y esperando ser descubierto", el arqueólogo Aaron Watson.
"La estratificación del paisaje a lo largo del tiempo es algo que comprenden bien los arqueólogos, pero es algo difícil de entender si no estás entrenado. Lo que estás viendo es la herencia de 4.000 años y, aunque es difícil de imaginar ahora, alguna vez fue un lugar de entierro y ritual", agregó.
El arqueólogo ha estado decodificando Kilmartin Glen de forma intermitente desde que llegó a trabajar aquí a mediados de la década de 1990 y es un guía entusiasta del tesoro prehistórico de Argyll.
Su fascinación con lo que muchos considerarían piedras comunes y corrientes, azotadas por el viento y la lluvia, es contagiosa.
"Para ser franco, hay muchas cosas que todavía no sabemos", selaó Watson. "Pero cuanto más trabajo aquí, me doy cuenta de más cosas y surgen nuevas ideas. Es el valle que sigue dando y dando".
Aunque la sensación de ser llevado por las fuerzas del tiempo a través de Kilmartin Glen es palpable, muchas de estas maravillas arqueológicas comenzaron a desenterrarse hace relativamente poco tiempo.
Los anticuarios han estado interesados en el área desde el siglo XIX, pero no fue hasta la década de 1960 que dos voluntarias locales, Marion Campbell y Mary Sandeman, llevaron a cabo el primer estudio arqueológico.
Con los ojos fijos en el suelo, ambas descubrieron sitios olvidados durante siglos, además de recopilar un archivo de artefactos del Neolítico y la Edad del Bronce incluyendo vasijas, potes, hachas y puntas de flecha.
Desde entonces, se ha continuado extrayendo del suelo, centímetro a centímetro, el legado de Kilmartin Glen. Y la mayor parte de estos hallazgos ayudan ahora a trazar una línea de tiempo entre los tesoros del nuevo museo.
Su fundación es de principios de la década de 1990, cuando Campbell legó su colección al museo original y, desde entonces se han reunido nada menos que 22.000 artefactos.
"El museo anterior era demasiado pequeño para contener todas estas historias y las exhibiciones ahora ayudan a contextualizar el recorrido que se puede realizar al aire libre, por lo que, en última instancia, este es un museo del lugar", dijo la directora del museo, Sharon Webb.
"Es curioso cuando hablo con los lugareños: a menudo tropiezan con artefactos de la Edad de Bronce mientras caminan por el bosque. Por eso nuestra colección sigue creciendo", agregó.
De todos los detalles extraños sobre Kilmartin Glen, quizás el más notable es que la mayoría de sus tesoros están agrupados dentro de un radio de cerca de 10 km desde el pueblo de Kilmartin.
Existe más evidencia de la civilización prehistórica del valle en Achnabreck, una roca medio escondida que corona una colina 11 km al sur del nuevo museo. La roca está ubicada para alinearse con la puesta de sol de mediados de invierno, cuando la luz baja revela una serie de espirales, rosetas y anillos.
Achnabreck es uno de los sitios de arte rupestre más grandes de su tipo. También es un espacio que genera aún más preguntas.
Algunos especulan que las tallas prehistóricas están impregnadas de fuerzas sobrenaturales y, nuevamente, no pude evitar pensar en Indiana Jones; esta vez, concretamente, en el film “En busca del arca perdida”.
"Nuestros antepasados que tallaron estos símbolos de piedra tenían una comprensión del mundo muy diferente a la nuestra", dijo Watson. "Creo que seleccionaron rocas que podrían recibir más directamente la luz del invierno, pero es algo que no se sabe, y esa discusión es a menudo tan interesante como encontrar una sola interpretación".
(Imágenes: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO