"Confíen siempre en mí para poner al país por encima del partido y de uno mismo, para mantener sagrados los principios fundamentales de Estados Unidos", dijo la candidata.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, aceptó oficialmente la nominación del Partido Demócrata como candidata a la Casa Blanca, convirtiéndose así en la primera mujer de afroamericana y de ascendencia asiática en aspirar a la Presidencia del país, y prometió "ser la presidenta de todos los estadounidenses".
"En nombre del pueblo, en nombre de todos los estadounidenses, independientemente de su raza, género o del idioma que hable su abuela, y de todos los que alguna vez han emprendido su propio e incierto viaje, en nombre de los estadounidenses como la gente con la que crecí, que trabaja duro, persigue sus sueños y se cuida mutuamente, en nombre de todos aquellos cuya historia solo podría escribirse en la nación más grande de la Tierra, acepto su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos", dijo.
En este sentido, la aspirante presidencial sostuvo que durante "toda" su carrera "solamente" ha tenido "un único cliente: la gente". "Con estas elecciones, nuestro país tiene una oportunidad preciosa y fugaz de dejar atrás el cinismo y las batallas divisivas del pasado, una oportunidad de trazar un nuevo camino adelante. No como miembros de un partido, sino como estadounidenses", manifestó.
"Confíen siempre en mí para poner al país por encima del partido y de uno mismo, para mantener sagrados los principios fundamentales de Estados Unidos, desde el Estado de Derecho, pasando por unas elecciones libres y justas, hasta el ejercicio pacífico del poder. Seré un presidente que nos una en torno a nuestras más altas aspiraciones", indicó.
Así, aseguró que será una mandataria "que lidere y escuche, que sea realista, práctica y tenga sentido común, y que luche siempre por el pueblo estadounidense". "Desde los tribunales hasta la Casa Blanca, ese ha sido el trabajo de mi vida", señaló, añadiendo que como fiscal se enfrentó "a los grandes bancos" y los cárteles que trafican y "ponen en riesgo" la seguridad, y "defendió" a veteranos, estudiantes y trabajadores.
"Estas batallas no fueron fáciles, como tampoco lo fueron las elecciones que me colocaron en esos cargos. Nos subestimaron prácticamente en todo momento, pero nunca nos rendimos, porque siempre merece la pena luchar por el futuro. Esa es la lucha en la que estamos inmersos ahora (...) Estas elecciones no solo son las más importantes de nuestras vidas, sino una de las más importantes de la vida de nuestro país", aseveró.
Después de defender su idoneidad para el cargo, se refirió a su rival, el expresidente y candidato presidencial del Partido Republicano, Donald Trump, a quien considera un "hombre poco serio", pero alertó que "las consecuencias de volverle a poner en la Casa Blanca son extremadamente serias".
"Tengan en cuenta no solo el caos durante su Administración, sino también la gravedad que ha sucedido en las últimas elecciones", expresó en referencia al asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
"Trump intentó tirar por la borda sus votos. Cuando fracasó, envió una turba armada al Capitolio, donde agredieron a agentes del orden. Cuando los políticos de su propio partido le rogaron que desconvocara a la turba y enviara ayuda, hizo lo contrario. Avivó las llamas de una serie de delitos diferentes", recordó antes de enumerar los delitos por los que el magnate está siendo juzgado.
En materia de política exterior, aseguró su apoyo a Ucrania y a Israel, aseverando que "es el momento" de conseguir un acuerdo de alto el fuego que incluya la liberación de los rehenes, mientras que reiteró su apoyo al "derecho de Israel de defenderse" porque los israelíes "no deben enfrentarse al horror que la organización terrorista Hamás causó el 7 de octubre". "Pero lo que ha pasado en Gaza en los últimos diez meses es devastador. Se han perdido demasiadas vidas", dijo. "El nivel de sufrimiento es desgarrador", sentenció.
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