Con el cierre masivo, el gobierno cancela la personería de las asociaciones que funcionaban como organismos sin fines de lucro, entre ellas organizaciones católicas, defensoras de la diversidad sexual, educativas, sociales y de militares retirados.
Es el mayor cierre de asociaciones, en un solo dia, que ocurre en Nicaragua desde 2018.
El gobierno ordenó la clausura de 1.500 ONGs, la mayoría religiosas, como parte, dicen los opositores, de una arremetida contra grupos que considera hostiles al presidente Daniel Ortega.
Así, suman más de 5.200 las organizaciones anuladas por el gobierno desde las protestas en su contra de 2018, pero la de este lunes es la mayor clausura que ocure de una sola vez.
Con el cierre masivo, el gobierno cancela la personería de las asociaciones que funcionaban como organismos sin fines de lucro, entre ellas organizaciones católicas, defensoras de la diversidad sexual, educativas, sociales y de militares retirados.
Y ordenó traspasar sus bienes al Estado.
La clausura ocurre tres días después de nuevas normas gubernamentales que obligan a las ONG a trabajar “en alianza” con el Estado para ejecutar sus proyectos en el país.
“A partir de la fecha los ONG que funcionan en Nicaragua se regirán por un nuevo modelo de operatividad que hemos caracterizado como ‘alianzas de asociación’”, dijo el viernes pasado la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo.
El gobierno acusa a las organizaciones de “no reportar sus estados financieros por periodos de entre uno y 35 años”.
Entre las ONGs afectadas destacan la Cruz Roja nicaragüense, clubes de ajedrez, rotarios, asociaciones de pequeños comerciantes, rurales y de jubilados.
La disolución de las organizaciones fue aprobada por la ministra del Interior, María Amelia Coronel, según un acuerdo ministerial publicado en el Diario Oficial de Nicaragua.
Desde las protestas contra el régimen sandinista de 2018, el gobierno ha encarcelado a cientos de críticos, y ha llevado a cabo una represión que, según la Comisión Interamericana de DD.HH. ha dejado más de 350 mertos.
El año pasado, el gobierno expulsó a más de 300 políticos, periodistas, intelectuales y activistas, acusándolos de traición.
También en 2023, unos 30 clérigos fueron encarcelados y luego expulsados del país y enviados al Vaticano.
Y al menos 263 periodistas se han visto obligados a abandonar Nicaragua desde la represión, según informes de organismos de libertad de prensa.
En junio pasado, un informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU denunció lo que llamó “abusos sistemáticos y generalizados del derecho internacional de los derechos humanos” en el país centroamericano.
“El gobierno de Nicaragua está profundizando su control sobre el poder judicial y lo utiliza para aplicar una campaña sistemática de represión”, indicó el informe de la Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos, Nada Al Nashif.
“Las acciones del Gobierno han dado lugar a una perversa negación del Estado de derecho, al utilizar todas las instituciones del sistema judicial para perseguir a sus opositores reales o supuestos”, agregó.
Según el organismo, desde marzo, 30 personas (5 mujeres y 25 hombres) han sido detenidas en el contexto de la represión del espacio cívico. En total, al menos 23 mujeres y 108 hombres siguen detenidos.
“Las detenciones ilegales y arbitrarias suelen ir seguidas de juicios que no cumplen las garantías básicas de debido proceso y juicio justo”, dijo Al Nashif.
Y agregó que “los opositores políticos, líderes indígenas y religiosos, académicos e intelectuales detenidos permanecen recluidos en condiciones carcelarias inhumanas”.
Los cargos contra las nuevas 1.500 entidades ilegalizadas, la mayoría de ellas evangélicas y católicas, aducen que no habían declarado sus ingresos.
La persecución de entidades religiosas no es nueva.
Y aunque el gobierno de Ortega hasta ahora había enfocado su objetivo contra la iglesia católica, en particular contra obispos y sacerdotes que habían hablado sobre abusos de derechos humanos, el anuncio de lunes incluye la eliminación de cientos de iglesias evangélicas.
Esto, dicen los críticos, muestra que el gobierno está ampliando sus esfuerzos para silenciar a cualquiera que no esté alineado a éste.
Un informe en junio pasado de la gubernamental Comisión de Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), que vigila la libertad de religión o de creencias en el extranjero, señala que el gobierno de Nicaragua ha llevado a cabo “acciones cada vez más represivas contra las comunidades protestantes”.
El informe afirma que el gobierno utiliza “un marco legal represivo para perseguir a las comunidades católica y protestante mediante arrestos, encarcelamientos y confiscación de propiedades”.
“Las leyes aparentemente destinadas a combatir el terrorismo y el lavado de dinero se utilizan en cambio para cancelar arbitrariamente el estatus legal y confiscar la propiedad de esos grupos”, indica la USCIRF.
Venezuela, uno de los raros aliados de Nicaragua, aprobó la semana pasada una ley contra las ONG que, según los críticos, será utilizada para reprimir a los disidentes del presidente Nicolás Maduro, quien está reivindicando una reelección ampliamente cuestionada en su país y en el extranjero.
(Imágenes: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO