La ofensiva militar lanzada por Israel el 7 de octubre ha obligado ya a casi 1,6 millones de personas a abandonar sus hogares y más de la mitad se han refugiado en alguna de las 154 instalaciones de la UNRWA.
Unas 830.000 personas se han refugiado de los combates en la Franja de Gaza en escuelas de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Oriente Próximo (Unrwa), la cual advirtió que a partir de este viernes comenzará a interrumpir sus trabajos de saneamiento en dichas instalaciones por la falta de combustible.
Los ataques de Israel, en respuesta a los atentados perpetrados por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), han obligado a casi 1,6 millones de personas a abandonar sus hogares y más de la mitad han recalado en alguna de las 154 instalaciones de la Unrwa que acoge ahora refugiados, en su amplia mayoría -unos 670.000- en la zona sur de la Franja.
La agencia, que ya ha perdido a 103 trabajadores por los ataques, denunció más de 60 ataques contra sus instalaciones. Desde el inicio del conflicto, al menos 71 desplazados murieron por estos ataques, mientras que más de 570 resultaron heridos, según un informe difundido este viernes.
Las condiciones en el interior de estos centros son, además, cada vez peores, fruto de la saturación y de la falta de recursos. De media, hay una ducha por cada 700 personas y un retrete por cada 150, explicó la Unrwa, a la que le preocupan especialmente los efectos colaterales de la falta de combustible.
La organización recibió esta semana 23.000 litros de combustible a través del paso de Rafá, pero la cifra se antoja innecesaria -harían falta 160.000 litros por día- y las autoridades israelíes han limitado su uso al repostaje de vehículos destinados al transporte de ayuda, lo que impide que este suministro pueda utilizarse para recuperar el suministro eléctrico y el funcionamiento de platas desalinizadoras o garantizar las redes de saneamiento.
De hecho, la Unrwa confirmó que desde este viernes se verá obligada a suspender sus trabajos de limpieza en algunas de sus instalaciones y campos de desplazados, pese a que llegan a acumularse unas 400 toneladas de residuos por día. La acumulación de basura y la paralización de las estaciones que permiten el bombeo de aguas residuales conllevan "graves amenazas" a nivel sanitario, ya que se acrecienta el riesgo de contaminación del agua y de brotes de enfermedades.
(Imagen: DPA)
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