El juez emitió una orden de arresto contra ella y varias horas más tarde fue detenida en una calle de la ciudad de Hamburgo, ubicada a unos 30 kilómetros de su residencia.
Irmgard Furchner, de 96 años, debía ser juzgada en el norte de Alemania por complicidad en 11.000 asesinatos este jueves por la mañana.
Pero se escapó escapó de su hogar de ancianos ubicado en la localidad de Quickborn.
Furchner abandonó el ancianato donde reside entre las 6:00 am y las 7:20 am (hora local), aparentemente en dirección a una estación del metro.
"Ella tomó un taxi", dijo la portavoz del tribunal Frederike Milhoffer.
Tras su desaparición, el juez Dominik Gross la declaró como una fugitiva y un grupo que representaba a los sobrevivientes nazis y familiares de los muertos expresó su indignación por el hecho de que hubiera podido escapar.
"Demuestra un desprecio increíble por el Estado de Derecho y los sobrevivientes", dijo el Comité Internacional de Auschwitz.
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El juez emitió una orden de arresto contra ella y varias horas más tarde fue detenida en una calle de la ciudad de Hamburgo, ubicada a unos 30 kilómetros de su residencia.
El caso se considera sin precedentes ya que Irmgard Furchner era una trabajadora civil en Stutthof.
La mujer había trabajado como mecanógrafa en la oficina del comandante del campo de Stutthof, Paul-Werner Hoppe, cerca de la actual ciudad polaca de Gdansk, que entonces fue ocupada por la Alemania nazi y conocida como Danzig.
Lo hizo por dos años antes del final de la guerra en 1945 y se dice que conocía detalles clave de lo que sucedió en el campo de concentración.
Durante un juicio de 1954, reveló cómo Hoppe le había dictado mensajes, pero afirmó que no sabía nada de las muertes a manos de los nazis en Stutthof.
Hasta hace una década, para acusar a alguien en Alemania de colaborar en las matanzas contra civiles durante la Segunda Guerra Mundial había que probar que había cometido un crimen específico contra una víctima específica y que lo había hecho motivado por el odio.
Pero ese requerimiento fue eliminado y ahora sólo se debe demostrar que la persona trabajó en un campo de exterminio que tuviera cámaras de gas y una alta mortalidad.
Unas 100.000 personas fueron detenidas en Stutthof, que era conocido por sus atroces condiciones y se estima que murieron 65.000.
El lugar tenía cámaras de gas, y en el campo se mataba a personas a través de gases letales, disparos e inyección letal, así como por hambre.
Muchos más perdieron la vida en las marchas de la muerte desde el campo cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin.
Entre los muertos en Stutthof se incluyen muchos judíos, así como polacos no judíos y soldados soviéticos capturados.
El caso del jueves marca uno de los últimos juicios nazis, en gran parte porque pocos acusados todavía están vivos. El juicio se lleva a cabo en un tribunal de menores, ya que la acusada era menor de edad en ese momento.
En marzo, un ex guardia del campo de Stutthof fue declarado no apto para ser juzgado, mientras que el año pasado otro guardia del campo, Bruno Dey, fue declarado culpable de complicidad en el asesinato de más de 5.000 prisioneros. Le dieron una pena de cárcel suspendida.
PURANOTICIA // BBC MUNDO