La presión arterial alta es la mayor causa de muerte prematura en el mundo.
La hipertensión arterial (HTA) se considera una enfermedad silenciosa de alto riesgo y es por esta razón que el 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de esta afección, donde se busca concientizar y educar para prevenir desenlaces fatales y bajar las cifras de esta enfermedad: solo un 21% de los adultos la tiene bajo control, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La presión arterial elevada suele empeorar con el tiempo, a menos que se tomen medidas para controlarla. En medicina hay dos maneras de medir la presión, por sistólica, que es cuando los ventrículos del corazón se contraen; y la presión diastólica, que se mide cuando los ventrículos del corazón se relajan.
El cardiólogo de Clínica Los Leones, Dr. Andrés Triana, explica en números cuándo la persona sufre de esta enfermedad. “Nos referimos a presión arterial alta cuando es una presión sistólica de 120 a 129 mm Hg y una presión diastólica por debajo (no por encima) de 80 mm Hg. Mientras que cuando hablamos de hipertensión existen dos etapas: la uno que es una presión sistólica que oscila entre 130 y 139 mm Hg o una presión diastólica que oscila entre 80 y 89 mm Hg”.
El especialista añade que “la etapa dos es una hipertensión más grave, es una presión sistólica de 140 mm Hg o superior, o una presión diastólica de 90 mm Hg o superior. Cuando se supera los 180/120 mm Hg nos referimos a crisis hipertensiva y es una situación de emergencia que requiere atención médica inmediata”.
Los factores de riesgo de esta enfermedad son el excesivo consumo de sal, mala alimentación en general, falta de actividad física y estar sometido a un estrés constante. Existen otros “no modificables” como los antecedentes familiares de hipertensión, la edad superior a los 65 años y la preexistencia de otras enfermedades, como diabetes.
Un nuevo estilo de vida
Cambiar el estilo de vida es esencial para ayudar a controlar la HTA. Si se diagnostica esta afección se debe recurrir de inmediato a un especialista y empezar a cambiar hábitos de vida para que la enfermedad no siga avanzando hasta tener consecuencias fatales.
“Según la OMS solo uno de cada cinco adultos tiene está enfermedad controlada, lo que la hace silenciosa y mortalmente peligrosa. Si se diagnostica, el paciente debe empezar a consumir menos sal, hacer actividad física, bajar sus niveles de estrés, limitar la cantidad de alcohol y dejar el cigarro si es el caso”, enfatiza el cardiólogo de la Clínica Los Leones.
Aunque no siempre estos cambios suelen ser suficientes una vez ya desarrollada la enfermedad, la recomendación es acompañarlos con un tratamiento médico y un constante control de la presión arterial en el hogar o centro de salud más cercano. “Hay que considerar siempre tener un estilo de vida lo más saludable que se pueda, no podemos esperar a que una enfermedad nos ataque para recién cambiar. Hay que actuar desde mucho antes”, concluye.
PURANOTICIA