En el Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar comenzó el juicio oral en contra de Ricardo González Latorre, de 60 años, abogado acusado de dos delitos de homicidio calificado, uno en carácter de consumado y el otro frustrado. Además, habrían otras dos víctimas.
"Traté de no mirarlo. No me quería poner nerviosa". Con estas palabras, Nicol Reyes Véliz, de 28 años, relató como fue volver a ver a Ricardo González Latorre (60), abogado acusado de dos delitos de homicidio calificado, uno consumado y otro frustrado, el primero de ellos contra Natalia Véliz López, madre de Nicol.
El encuentro se desarrolló en el Tribunal Oral en lo Penal (TOP) de Viña del Mar, en el marco del inicio del juicio oral contra el profesional denominado «el abogado del metanol», debido a que se le acusa de envenenar con este compuesto químico a sus víctimas para cobrar los seguros de vida que él mismo inducía a contratar.
Según relato del fiscal Hernán Silva, Natalia Véliz y Ricardo González se conocieron el año 2017 a través de las redes sociales, instancia donde el jurista le propuso que iniciaran un negocio de venta de frutos secos. En el marco de esta relación laboral, el abogado convenció a la víctima de sacar un seguro de vida, el cual "beneficiaría a su hija". No obstante, durante la investigación se estableció que hubo al menos tres seguros en que Véliz aparece como "asegurada" y González como "beneficiario".
Por causas no precisadas en la audiencia, se indicó que en junio de 2018 la víctima terminó su relación laboral con el abogado, quien la invitó a beber alcohol a un lugar en Quilpué, como muestra de amistad. "Le sirvió reiteradamente vasos de bebida alcohólica mezclada con bebida y alcohol metílico", dijo el fiscal Silva. Esta situación le provocó horas después vómitos, mareas y ceguera parcial. Como consecuencia de esta intoxicación, Natalia Véliz perdió la vida a las semanas después, dejando a cuatro hijas.
Este triste capítulo fue recordado justamente por la mayor de ellas, Nicol Reyes, quien expuso que cuando su madre estaba en la UCI decidió revisar su teléfono celular, específicamente la aplicación WhatsApp, donde escuchó unos audios con el abogado: "Le decía que cuando subió a su auto estaba bien y que cuando se bajó ni siquiera podía caminar, que eso no era una resaca. Le insistía que él le había dado algo, pero él decía que el whisky le había caído mal", sostuvo la hija de la víctima.
Tras oír el intercambio de mensajes, Nicol le dio cuenta de ello al médico de su madre, cuestión que vino a confirmar una de las hipótesis que tenía: "El médico me dijo que 'esto me hace pensar que es una intoxicación con alcohol metílico'. También dijo que una tapita pequeña bastaba para matar a una persona y que el sabor no se siente cuando se mezcla con whisky".
Otro detalle expuesto al inicio del juicio oral dice relación con una anécdota vivida en la casa de la hermana de la fallecida: "Unas semanas antes estuvimos en la casa de una tía. Ella hacía unas reparaciones en el techo y de repente una parte del material cayó sobre mi mamá. Cuando le dijimos que tuviera cuidado, ella se rió y dijo que 'ahora valgo más muerta que viva'. Contó que su amigo abogado le hizo sacar un seguro de vida a mi nombre", relató Nicol Reyes.
La revelación de su madre hizo que la joven de 28 años, junto a una amiga, recorrieran las aseguradoras con sede en la región de Valparaíso. Fue justamente en una de ellas donde le confirmaron que el beneficiario era Ricardo González Latorre, situación que motivó que acudiera a la Fiscalía a presentar una denuncia.
El segundo caso de similares características tuvo como víctima a Luis Olivares Grondona, quien conoció al «abogado del metanol» el 2005 luego que el jurista le encargara unos trabajos de reparación. Así es como iniciaron una relación de amistad. Bajo este contexto, el año 2012 Ricardo González convenció al hombre de que sacara un seguro de vida en el Banco Estado para beneficiar a su pareja.
En ese sentido, el acusado de los dos homicidios calificados invitó a Olivares a una tertulia en casa de un amigo en Villa Alemana. Según el fiscal Silva, "con ánimo de provocarle la muerte, preparó una mezcla de vino con fruta y una sustancia tóxica que le sirvió en un vaso". También dijo que la víctima "sintió un sabor extraño".
Justamente esta situación lo hizo caer desplomado al suelo, motivo por el cual el abogado lo trasladó hasta un sector rural de la localidad de Colliguay, en Quilpué, donde lo dejó abandonado a su suerte. Pese a todas las dificultades, Luis Olivares Grondona logró llegar –luego de varios días– a pedir ayuda a un sector poblado.
Además, en la instancia se dio a conocer que existirían al menos otras dos víctimas cercanas al abogado, quienes murieron en circunstancias similares a Natalia Véliz.
Uno de ellos es Marcelo Montecinos, quien perdió la vida producto de una falla multisistémica tras "quemarse por dentro", según da cuenta Cristian Montecinos, hermano de la víctima, quien también dijo que ambos eran muy cercanos y que incluso González asistió a su funeral el año 2016.
Cristian comentó que "pasaron como dos años y Ricardo me llamó por un seguro que tenía mi hermano", agregando que "me citó en el banco, me pasó una plata y no lo vi nunca más. Pensé que era una herencia".
Tras escuchar detalles de la investigación contra el abogado en la televisión, el hermano del fallecido ató cabos y acudió a la policía a presentar una denuncia.
El persecutor del Ministerio Público comentó que "estimamos que el abogado hizo uso de su inteligencia para la comisión de los delitos. Se ganó la confianza de sus víctimas para convencerlas de la necesidad de contratar seguros de vida y se las ingenió para aparecer en dichas pólizas como beneficiario".
En definitiva, el fiscal Hernán Silva relató que el «abogado del metanol» cobró más de $100 millones. Cabe hacer presente que el Ministerio Público pidió una condena de presidio perpetuo calificado para el abogado, pues aseguraron que "actuó con alevosía y premeditación".
PURANOTICIA