Los sismos de magnitud igual o superior a 9, ocurren en promedio entre 200 y 600 años. Bajo este contexto, ya han pasado 293 años sin un megaterremoto en la zona central chilena.
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A raíz de los últimos movimientos sísmicos registrados en nuestro país, donde los de mayor magnitud han sido el de 5,6 Mw en Farellones (domingo 9 de julio) y el de 6,6 Mw en Lonquimay (domingo 16 de julio), ha surgido una vez más la interrogante respecto a cuándo podría ocurrir un megaterremoto en territorio nacional.
Vale hacer presente que megaterremoto dice relación a un sismo cuya magnitud supere los 9 Mw, tal como el que se registró hace 12 años en el centro-norte de Japón, el 11 de marzo de 2011, movimiento que vino acompañado de un violento y mortífero tsunami, el cual le costó la vida a casi 20 mil personas (19.759 exactamente).
Y aunque la respuesta a la pregunta de cuándo podría ocurrir algo así en Chile no tiene una contestación exacta, sí hay algunas estimaciones en base a estudios que se han hecho a lo largo de la historia reciente de la humanidad, y que hablan de que los sismos de mayor magnitud se registran, en promedio, entre 200 y 600 años. En ese sentido, vale considerar que han pasado 293 años sin un megaterremoto en la zona central.
Daniel Melnick, académico de la Universidad Austral, explicó a Mega que "si nosotros vemos que se está acumulando mucho y que no ha habido un gran terremoto hace 300 años, entonces decimos que esto es lo que se llama una laguna sísmica y que aquí hay potencial para que se genere un gran terremoto". Pese a ello, vale tener claro que un megaterremoto puede ocurrir mañana o en 50 años más.
Otro dato relevante a tener en cuenta es que el año 2010, con el terremoto de 8,8 Mw en la región del Biobío, se liberó energía en el sur; y que el años 2015, con el terremoto de 8,4 Mw en la región de Coquimbo, se liberó energía en el sur; por lo que los expertos creen que sólo falta que este fenómeno se registre en la zona central.
"Ha habido otros terremotos que han liberado energía, pero en las zonas profundas, y faltaría que se libere en las zonas poco profundas, que son justamente las que están debajo del océano, que se levantarían y podrían generar un tsunami muy grande", explicó a Mega Alejandra Gubler, investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden).
Ante esta posibilidad, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) el año 2012 actualizó las cartas de inundación, tomando en cuenta un posible megaterremoto (igual o superior a 9 Mw) en la zona central.
En ese sentido, los efectos de un megatsunami en Valparaíso provocaría que el mar ingrese hasta la avenida Pedro Montt, llegando incluso a dependencias del Congreso Nacional, inundando al menos todo el primer piso del edificio, sumado a los daños ocasionados por la violenta corriente y el material que arrastraría a su paso, tan sólo 10 o 15 minutos después de producido el megaterremoto.
Las consecuencias de un tsunami de mayor magnitud en Viña del Mar ocasionaría inundaciones sobre los seis metros a la altura del borde costero, aunque a diferencia de Valparaíso, la zona impactada en la Ciudad Jardín sería mayor, pues se espera que el agua de la bahía ingrese incluso hasta dependencias del Sporting Club. Esto, entre 13 y 20 minutos después de producido el movimiento telúrico.
Considerando que un megatsunami tardaría menos de 20 minutos en llegar tanto a Valparaíso como a Viña del Mar, la interrogante de si estamos preparados se vuelve aún más importante. A juicio de los expertos, la evacuación es fundamental.
"Tendría que desarrollarse de manera muy eficiente, muy rápidamente y muy sincronizadamente", comentó a Mega el académico de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM) e investigador de Cigiden, Jorge León.
Una de las dificultades que se presentan ante un posible megatsunami en Valparaíso y Viña del Mar es que tanto en el barrio Almendral como en la población Vergara (plan de ambas ciudades) habrían más de 42 mil personas en salas cuna, jardines infantiles, colegios y establecimientos de educación superior durante un día laboral.
La dificultad de mover a tal cantidad de personas –sin considerar a los trabajadores y vecinos de ambas zonas– hace urgente pensar en un plan B a la hora de buscar refugio, siendo la mejor alternativa la de la evacuación vertical.
En ese sentido, la recomendación del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) es que se busquen edificios superiores a ocho pisos, aunque el académico e investigador Jorge León aclara que "sabemos muy poco cuáles edificios podrían ser aptos para servir como refugio de evacuación vertical".
Finalmente, el director de Senapred, Álvaro Hormazabal, comentó a Mega que "nosotros tenemos una norma sísmica, que establece que deberían soportar movimientos fuertes para distintas modelaciones que se tienen, pero no tenemos una norma que diga cómo debe ser la infraestructura de tsunami resistente".
PURANOTICIA
