El geólogo, doctor en Ciencias y académico PUC, abordó los peligros de las lluvias en la zona cero, por escombros y tierra suelta, y en el sector del socavón y sus alrededores. Meteorólogos, en tanto, advierten que lluvias bajarán intensidad este viernes y que volverían el martes.
Las intensas lluvias y el fuerte viento de este jueves continuará el viernes, pero en menor medida –advierten meteorólogos– quienes señalaron también que nuevas precipitaciones podrían regresar el martes, pero bastante más débiles que las de esta semana. Por eso es que las autoridades, en vista de la situación, hicieron recorridos por varios sectores de la región de Valparaíso y monitorearon las zonas cero del megaincendio, a propósito de los posibles riesgos de derrumbes o aluviones.
Hay que recordar que la ministra de Desarrollo Social, Javiera Toro (encargada de la reconstrucción), comentó que "nos preocupan los efectos de este sistema frontal y estamos trabajando preventivamente pero, además, en caso de que se produzcan daños, por ejemplo, por riesgo de remoción en masa, será necesario tomar nuevas acciones", y que en caso de que ocurra algún problema de este tipo, la secretaria de Estado reconoció que eso "podría significar complicar este plan de reconstrucción".
Al respecto, Marcelo Lagos, geólogo, doctor en Ciencias y académico del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, analizó con Puranoticia.cl los riesgos de derrumbes o aluviones debido a las lluvias de este jueves y viernes, y explicó que “para que haya un aluvión, en rigor, tiene que haber una superficie expuesta que en poco tiempo, de forma concentrada acumula mucha agua. Y generalmente, si tú observas, los aluviones en Chile ocurren donde hay grandes cuencas hidrográficas. Por ejemplo, el aluvión de la quebrada de Macul de 1993, toda la cuenca de la quebrada de Macul, arriba acumula agua como una especie de olla, como un embudo, y sale todo disparado por las partes bajas y pasó lo que pasó en esa oportunidad, el 3 de mayo del 93, con el número de víctimas. El aluvión, por ejemplo, de Atacama, por ejemplo de Chañaral de 2015, lo mismo, llovió intensamente las partes altas de la precordillera- cordillera, y toda esa agua acumulada en estas ollas, en estas cuencas hidrográficas, comienza a escurrir, porque no hay vegetación, suelo poco desarrollado ciertamente, y empieza a concentrarse en las quebradas y al final de cuentas baja con toda su fuerza y arrastra rocas, bolones, sedimentos y arrastra con las partes bajas de Chañaral”.
Sobre las zonas afectadas con el megaincendio, indicó que “hay que considerar que no estamos hablando de cuencas hidrográficas completamente quemadas, sino que estamos hablando de parches y sectores que fueron afectados por el incendio, donde tenemos una vegetación generalmente caracterizada por bosque nativo, bosque esclerófilo y suelos en rigor que, si bien, hoy día están expuestos, producto de que no hay vegetación que proteja ciertamente de la acción de la lluvia, de la precipitación, y podrían ciertamente desestabilizar las laderas y generar algún tipo de movimiento en masa, es poco probable que generen aluviones”.
Lo que sí podría pasar –advirtió– es que haya movimientos en masa “de menor jerarquía en ciertos lugares donde exista mayor pendiente y donde la vegetación haya sido ampliamente arrasada producto de los incendios, pero dadas las características del lugar donde vive la gente, donde ocurrieron estos incendios, dada la topografía, la pendiente y la superficie expuesta a la lluvia, si llegase a ocurrir, deberían ser eventos de menor magnitud, con focos muy confinados, muy localizados. Pero podría pasar".
Hay lugares donde se tuvieron que demoler las casas por los incendios, escombros, y hay remoción de tierra también, porque se han estado reconstruyendo algunas casas. ¿Representa un riesgo?
La verdad es que todo lo que sea desechos, escombros, derivados del proceso de limpieza después de los incendios, podrían transformarse en elementos que potencien un movimiento en masa, siempre y cuando se encuentren en pendiente, siempre y cuando se encuentren expuestos a la posibilidad que la gravedad influya en el desplazamiento hacia abajo, aguas abajo. Pero quiero pensar, sin saber dónde están específicamente lo que tú me mencionas, que los materiales acumulados están en lugares específicos de superficie plana, que han permitido ciertamente la labor de reconstrucción, de despeje de caminos y cosas así. Para que haya un movimiento, caída de rocas, desplazamiento de cobertura de suelo, lodo, tiene que haber mucha agua concentrada en poco tiempo, tiene que haber una pendiente elevada, tiene que haber falta de vegetación y tiene que haber un suelo saturado que en rigor absorbe mucha agua y sencillamente cae por gravedad. La sumatoria de todas esas combinaciones podría darse, no necesariamente en todas las zonas afectadas por el mega incendio, pero podría darse en lugares específicos y focalizados. Yo en este minuto, con lo que recorrí en esa zona en su momento con los incendios de febrero, no imagino un gran movimiento en masa que sepulte un número sustantivo de viviendas, pero no descartaría la posibilidad de que si tenemos viviendas aguas abajo y arriba, tenemos un talud de alta pendiente, desprotegido de vegetación, saturado en agua, podrían haber focos focalizados que se transformen en algún tipo de peligro para las viviendas que están que se han ido levantando posterior a los mega incendios.
La ministra Javiera Toro decía que le preocupaban los efectos del sistema frontal y que estaban trabajando preventivamente en caso de que se produzcan daños, por ejemplo, por riesgo de remoción en masa.
Es coherente. Pero la remoción en masa hay que entenderla en estas condiciones particulares y particularmente dadas las características del territorio que fue afectado por los incendios de este verano pasado, que si llegasen a ocurrir serían en focos muy localizados, en espacios muy confinados, donde la combinación de pendiente, falta de vegetación y suelos saturados en agua, podrían transformarse en un peligro, pero no imagino movimientos en masa de grandes proporciones, dadas las características del relieve que fue afectado por los megaincendios.
¿Qué se puede hacer ahora?
Si existen viviendas que están conscientes de que están localizadas en las partes bajas de un talud, entendiendo un talud un corte en el cerro de alta pendiente, una intervención ciertamente donde se modifica el perfil natural de la pendiente, tienen que saber que claramente en ese tipo de lugares podrían haber movimientos en masa, desprendimiento de rocas, caída de materiales, productos y lluvias concentradas en poco tiempo. Si hay un catastro rápido, eficiente, profesional, que logre localizar cuáles son las viviendas que están localizadas en esas condiciones, sería conveniente que esas familias evidentemente fueran trasladadas a un albergue para evitar ciertamente la posibilidad que se materialice algún tipo de peligro.
La semana pasada un nuevo socavón en Reñaca alertó a la población y autoridades sobre un nuevo socavón que puso en riesgo la vida de los vecinos. ¿Ya es difícil evitar eso porque ya están construidos ahí, pero qué hacer?
Hay varias miradas a esto. Primero que nada, el socavón sencillamente es la punta del iceberg de un problema mucho más complejo que se viene construyendo hace mucho tiempo. ¿Y hoy día está la noticia del socavón, pero qué se puede hacer? No hay que olvidar que acá hay todo un pasado de cómo en este caso el gobierno de Chile, el Estado de Chile y la planificación territorial, etc., comprenden el significado, la importancia, pero particularmente la fragilidad que tienen sistemas naturales como sistemas dunares, como las dunas fósiles de Concón, que administrativamente están divididas entre Concón y Viña del Mar, el sector de Reñaca, y evidentemente son una unidad ciertamente particular, frágil, con ecosistemas endémicos, etc. Ahora, independiente de ello, qué se puede hacer hoy día... Si nos focalizamos solamente en esa pregunta, que es una pequeña parte del problema, que es la emergencia, evidentemente hay incertidumbre, porque si sigue lloviendo podría pasar que los taludes que marcan ciertamente este nuevo socavón colapsen, crezcan, y eso podría transformarse en un riesgo, una probabilidad de daño para las estructuras cercanas y las personas. Por tanto debería mantenerse la inhabitabilidad en el perímetro cercano y paralelamente debería trabajarse en la conducción del agua que se está acumulando producto de las corrientes superficiales, o sea las lluvias, cosa que entiendo que el Serviu está haciendo, pero también es un experimento que nunca antes existió y no hay mucha experiencia al respecto.
¿Va en la línea correcta?
En la práctica se está tratando de avanzar en el proceso y por el momento estamos todos acompañando esto, pero nadie garantiza ciertamente el escenario que pueda ocurrir en el corto plazo, hay incertidumbre porque estas cosas no habían pasado en mucho tiempo. Y es por eso es que pensábamos que en las dunas se podía construir en un entendido de que da igual las características particulares del territorio, pero lo que hay que entender sobre el tema del socavón en la práctica hoy día, es que el descuido de los ecosistemas frágiles como una duna, la mala planificación urbana, las gobernanzas débiles entre la articulación de lo público y lo privado, la falta de educación de las personas que están dispuestas a comprar y vivir en ese tipo de condiciones, revelan ciertamente la construcción de impulsores del riesgo. Todo esto combinado con el cambio climático, que se traduce en eventos hidrometeorológicos más frecuentes e intensos, construyen condiciones inseguras que hoy podrían terminar en un desastre de distinta jerarquía. Yo creo que el socavón es un hito importante que nos debe invitar a reflexionar en el cómo habitamos los territorios y cómo vamos a construir de aquí hacia el futuro asentamientos humanos que realmente nos permitan vivir de forma resiliente, habitando territorios dignos y seguros.
De todas formas, las precipitaciones irán en disminución, advierten los meteorólogos. “Mañana disminuyen, ya declinando hacia la tarde, pero seguirá lloviendo de distinta intensidad al menos hasta mediodía de viernes, mientras que el viento ya va disminuyendo pero seguirá sobre todo en sectores más cerca de la costa y en cordillera de hasta 60 y 80 km/h respectivamente”, dijo Gianfranco Marcone, meteorólogo de Teletrece, mientras que el comandante Luis Vidal, de la Directemar, indicó que “hasta ahora las lluvias se mantendrán hasta mañana en la mañana. Y el viento comenzará a disminuir después de las 19:00 horas de este jueves”.
Sin embargo, Marcone también afirmó que las lluvias podrían regresar el martes “igual pero más débiles que las de hoy”.
PURANOTICIA