Estiman que se requieren varios años más, incluso algunos hablan de entre tres a cinco, para recién poder salir de la actual situación hidrológica en la que está la región de Valparaíso. Además, consideran que para el segundo semestre habrá menos precipitaciones.
Seguiremos en sequía por varios años más, estiman diversos expertos, entre ellos el exseremi de Obras Públicas, Pedro Sariego, a propósito de las recientes lluvias que impactaron a la región de Valparaíso y a toda la zona centro sur del país.
Hay que considerar que cerca de 100 milímetros de agua cayeron en las partes altas de la región a raíz del paso del intenso último sistema frontal. Según dio a conocer el Centro Meteorológico Marítimo de Valparaíso, en estaciones como Concón, se reportaron 97,2 milímetros de lluvias; mientras que en Rodelillo, en la parte alta de Valparaíso, precipitaron 96 milímetros. En la parte baja de la comuna de Valparaíso sólo se reportaron 37,3 milímetros; mientras que en la estación ubicada en el Lago Peñuelas, se totalizaron 49,3 milímetros de agua caída tras el paso del sistema frontal, en tanto que hacia el interior de la región, en la comuna de Limache, cayeron 61,2 mm.
Al respecto, el Ph.D. José Nunes, doctor en Recursos Hídricos y académico de la carrera de Agronomía de la Universidad Viña del Mar (UVM), asegura que a pesar de que las lluvias recientes representan un aporte significativo y ayudan a enfrentar la "mega-sequía" de la última década, “estos eventos de precipitación puntuales no son suficientes para acabar con la sequía”.
La sequía “es un fenómeno multifactorial, influenciado por diversas variables más allá del volumen de lluvia, como la intensidad y la frecuencia de las precipitaciones, que juegan un papel crucial en mitigar sus efectos. Si bien las lluvias actuales marcan un comienzo positivo, el camino para salir completamente de la sequía es largo. Es probable que tengamos que convivir con los efectos de la sequía por un tiempo considerable. Por lo tanto, es esencial buscar alternativas adicionales, como la exploración de otras fuentes de agua y la acumulación de agua durante la época lluviosa para utilizarla en la temporada seca. Esta estrategia puede ser fundamental para enfrentar de manera más efectiva los desafíos asociados a la sequía en la región de Valparaíso”.
En tal sentido, señaló que uno de los principales efectos del cambio climático es la alteración del régimen de lluvias, tanto en volumen como en intensidad. “La intensidad es la relación entre en volumen y el tiempo, o sea, una lluvia más intensa es aquella que ocurre con un alto volumen en un corto periodo de tiempo. En los últimos días, hemos experimentado lluvias intensas, que, aunque contribuyen al volumen total de precipitación, no siempre son efectivas para aliviar la sequía. Esto se debe a que las lluvias intensas pueden provocar escorrentía superficial, impidiendo que el agua se infiltre adecuadamente en el suelo. La escorrentía superficial, sumada a la impermeabilización del suelo y la urbanización, hace que gran parte del agua termine en el océano en lugar de recargar los acuíferos subterráneos”.
Por lo tanto, explicó, “no es suficiente con alcanzar un volumen promedio de lluvia; la frecuencia y la intensidad de las lluvias también deben ser adecuadas para permitir la infiltración y el almacenamiento de agua en el suelo. Es difícil determinar con exactitud el volumen, la frecuencia o la intensidad de las lluvias necesarias para salir de la sequía, ya que esta es un fenómeno complejo y multifactorial. Sin embargo, un enfoque que incluya lluvias moderadas y frecuentes sería más efectivo para permitir la recarga de los acuíferos. Es poco probable que un solo año lluvioso sea suficiente para resolver la sequía de manera sostenible. La recuperación hídrica sostenible requiere una gestión integral del agua, que incluya la conservación de suelos, la implementación de infraestructuras que favorezcan la infiltración y reduzcan la escorrentía, además de nuevas fuentes de agua”.
Por su parte, Freddy Saavedra Pimentel, PhD en Ciencias de la Tierra, académico de Geografía de la Universidad de Playa Ancha (Upla), Director del Laboratorio de Teledetección Ambiental (TeleAmb) e investigador HUB Ambiental, advirtió que “sin duda que el agua caída los últimos días nos hace pensar en el fin de la mega sequía que hemos sufrido la última década. Con el agua caída a la fecha nos acercamos a un año normal a la fecha, aún nos quedan algunos eventos del presente frente y posiblemente estemos en una condición de superávit a mediados de año. Sin embargo, las condiciones de eventos niño/niña están en neutro, pero se espera se favorezca que La Niña se desarrolle durante julio-septiembre (65 % de probabilidad) y persista hasta el verano del hemisferio sur de 2024-25 (85 % de probabilidad durante noviembre-enero). Con estas condiciones, se espera que sea un segundo semestre 2024 con menos precipitaciones. Además, se requiere de varios años con precipitaciones por sobre las históricas para ir saliendo de la sequía. En general, no se decretará que estamos fuera de la sequía aun con un año muy lluvioso”.
Además, añadió que lo primero que hay que definir es qué entendemos por sequía y que existen al menos dos tipos: la meteorológicas y las hidrológicas. “Las meteorológicas tienen que ver que tan bajo estamos en las precipitaciones de un promedio histórico para la zona. Por otro lado, la hidrología toma en cuenta el caudal de los ríos, la cantidad de nieve en las montañas, el nivel de las napas freáticas. Actualmente sufrimos ambas, pero tienen tiempos de entrada y salidas de los fenómenos distintos. La sequía meteorológica es de más rápido registro, basta comparar el agua caída. Varios años de sequía meteorológicas terminan afectando el ciclo hidrológico y entrando en una sequía hidrológicas. Del mismo modo, estando en una sequía hidrológica (y lo estamos) se requieren varios años de lluvias por sobre el promedio histórico para recuperar los niveles de las napas freáticas y tener suficiente nieve en las montañas para asegurar los caudales de verano”.
Por su parte, Pedro Sariego, ex seremi del Ministerio de Obras Públicas, Ing. Civil Mecánico, magíster en Ciencias del Ing. Mecánico y Doctor en Ingeniería Industrial, mencionó que “el agua caída a la fecha y la que se prevé en el corto plazo indica que Valparaíso estaría alcanzando los rangos normales de 20 años atrás". Aunque reconoce que "es cierto ha llovido mucho" indica que se necesita mucha más agua "para recuperar las napas freática, que al final del día son las que aseguran el agua a las comunidades y actividades de riego agrícola, mineras, turísticas, entre otras actividades productivas, que tan vitales son para la región”.
La calidad de los pastos y/o cubiertas de suelo, de los productos agrícolas, la frecuencia de agua, la cantidad de agua, la nieve en la cordillera, acotó, “nos indicará cuando estamos saliendo de la sequía, a pesar que puedan existir aumento de consumos en todos los periodos del año. Como se señaló para un periodo de sequía de 12 años, no basta un año lluvioso, se necesitan según sector, 3 o 4 años, inclusive 5 años. En un año normal llueve uno a dos días a la semana en otoño, y dos a tres años en invierno, parece que nadie lo recuerda”.
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