Contar con un buen lugar de estudio puede hacer la diferencia entre hacer bien o mal una tarea, o rendir bien o mal para una prueba.
Aunque muchas personas tienen la mala costumbre de estudiar o trabajar en la mesa del comedor, en un sofá e incluso en la cama, los especialistas son categóricos al señalar que para tener una buena concentración y, por ende, buenos resultados, se debe destinar un espacio adecuadamente habilitado para estos fines.
Por lo mismo, la directora de la Escuela de Diseño de Interiores de la Universidad del Pacífico, Carolina Montt, aconseja poner especial atención a diferentes elementos del ambiente que pueden colaborar a que la actividad de estudio se desarrolle con mayor concentración, creatividad y rendimiento.
Buena iluminación: Es la primera condición ambiental que hay que considerar, ya que con ella está demostrado que no solo se tiene mejor rendimiento, sino que se evitan problemas visuales futuros. "Cualquier espacio para estudiar debe tener iluminación general, sin embargo, las fuentes de luz deben ubicarse de tal manera que eviten deslumbramientos o reflejos molestos sobre la superficie de estudio. Lo ideal es que la luz se distribuya homogéneamente en todo el campo visual", explica.
El factor acústico: Es clave, porque influye directamente en la capacidad de concentración. "No todos los ruidos son igualmente molestos ni distraen en la misma medida. Los ruidos intermitentes son mucho más molestos que los constantes. Por esta razón es aconsejable ubicar el área de estudio lo más alejado de las fuentes de ruido", indica.
La temperatura: Tanto el frío como el calor provocan efectos indeseables. El primero genera inquietud, mientras que el segundo, sopor e inactividad. Por lo tanto, ambos dificultan la concentración. "Aunque no es fácil controlar este factor, sobre todo en verano, sí es conveniente saber que las investigaciones realizadas indican que para la actividad mental, la temperatura ideal ronda entre los 19 y 22 grados", precisa.
El mobiliario: Está claro que lo mínimo es contar con una silla de respaldo recto, una mesa con la amplitud necesaria para disponer cómodamente el material de estudio y estantería para colocar libros, carpetas y útiles de escritorio. Pero eso no es todo. "La silla debe permite apoyar los pies y su asiento debe ser de acolchado de 20 milímetros, recubierto con tela flexible y transpirable", recomienda.
El color:Existen diversos estudios que demuestran cómo determinados colores influyen en la concentración, la creatividad y la memoria. "Si se quiere crear un espacio dinamizador y potenciador de la creatividad, es preferible utilizar colores claros, que son más estimulantes que los oscuros como el café y negro. Los tonos azules inducen a descubrir nuevas posibilidades, estimulando el pensamiento creativo y la resolución de problemas, mientras que el rojo fomenta la atención en los detalles, lo que favorece la lectura comprensiva y la memoria, pues impulsa una actitud de detención y alerta", concluye Carolina Montt.
AGENCIA UNP