Todos los años, el 17 de octubre la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial Contra el Dolor, cuyo objetivo es destacar la necesidad urgente de encontrar un alivio el sufrimiento físico que viven muchas personas debido a distintas enfermedades.
La Asociación Chilena para el Estudio del Dolor (ACHED) en una investigación pionera (2013), determinó que el dolor crónico no oncológico es hoy una problemática que afecta alrededor de 5 millones de chilenos.
¿Cómo viven el dolor crónico quienes lo padecen? "Básicamente como una experiencia individual, sensorial y emocional desagradable con múltiples costos personales y familiares", comenta la psicóloga Alejandra Rodríguez, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico y jefa de la Unidad del Dolor Crónico de la Clínica Kennedy.
La especialista expresa que el dolor se percibe desde lo que el cerebro alcanza a recibir y además por varios aspectos como los cognitivos, emocionales, motivacionales y conductuales, que muchas veces aumentan o disminuyen la percepción de éste.
Para que el dolor sea considerado crónico, este debe mantenerse presente por más de tres meses, lo que indica que se ha provocado una falla en los sistemas naturales de analgesia.
"Estudios indican que se produce un desajuste de los sistemas de regulación del dolor, permitiendo que éste se perpetúe, generando costos en la calidad de vida de los pacientes, en todos los planos, desde el social al económico", explica la experta.
De acuerdo a estudios de la ACHED, entre las principales repercusiones psicológicas del dolor crónico están el insomnio, la depresión, el miedo, la ansiedad, la irritabilidad, relaciones sociales alteradas y cansancio, entre otras.
Según investigaciones de la misma entidad, son las mujeres quienes sufren más dolor en relación a la población masculina, y los principales padecimientos tienen que ver con dolores lumbares y por artrosis, entre los 50 y 64 años de edad principalmente.
Una de las zonas corporales más afectada es la lumbar, la zona baja de la columna. En esta zona existen dos tipos de lumbago crónico que producen dolor y discapacidad: el Lumbago Crónico Específico (LCE), donde hay una causa anatomopatológica, y el Lumbago Crónico Inespecífico (LCI), donde no la hay y en el cual el componente psicológico es más relevante.
Tratamiento del dolor
Los estudios actuales reflejan el efecto adicional que las técnicas psicosociales obtienen como coadyuvante de las terapias médicas. Los pacientes tratados conjuntamente con ambas técnicas (médica y psicológica) muestran una mayor reducción del dolor, de la incapacidad y de los estados de ánimo negativos.
La psicóloga Alejandra Rodríguez señala que unas de las terapias más efectivas para el manejo del dolor es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), terapia de tercera generación del enfoque cognitivo conductual, cuyo objetivo central es que el paciente deje la lucha rabiosa contra un enemigo.
"El enemigo es el dolor y es importante que el paciente establezca una estrategia para convertir al dolor en su aliado, no para rendirse ni resignarse, sino para comenzar a manejarlo y a convivir con el del mejor modo", aclara.
Por eso, la especialista menciona que es relevante el tratamiento multidisciplinario e integral, en donde caben las múltiples técnicas usadas por la psicología.
"En la Unidad del Dolor de la Clínica Kennedy hemos creado un programa específico para el manejo del dolor crónico lumbar que implementaremos en noviembre, el que incluye justamente diferentes técnicas como la relajación, respiración abdominal o diafragmática, meditación, refocalización, que ya tienen evidencia científica como efectivas en el manejo del dolor", menciona la experta.
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AGENCIA UNO