La película El Cisne Negro, nos muestra la decadencia temprana de una joven bailarina y la locura de su reemplazante presionada por las exigencias del oficio para ser la mejor.
El ballet es una disciplina dificilísima, amigos. No por nada las bailarinas comienzan a los tres o cuatro años y cuentan con una carrera hasta, con suerte, hasta los 30.
Incluso, la película El Cisne Negro, nos muestra la decadencia temprana de una joven bailarina y la locura de su reemplazante presionada por las exigencias del oficio para ser la mejor.
Darian Volkova es una bailarina profesional en San Petersburgo, y también es una fotógrafa amateur, que emplea su cámara para capturar el detrás de escena de las bailarinas con las cuales trabaja.
"Puedo sentir, ver y fotografiar la danza como solo una bailarina puede hacerlo. El ballet es mi ambiente nativo y puedo mostrar este mundo como el bailarín lo ve... Le doy a la gente la oportunidad de ver el ballet a través de mis ojos. Como espectador puedes ver solo un lado del ballet, el mundo de la belleza y la ligereza, pero el ballet es más que un mundo, el ballet es el universo", cuenta en su sitio web.
Sus fotos, entonces, muestran cuerpos en tensión extrema, pieles surcadas por huesos puntudos, pies llenos de moretones, contorsiones imposibles, uñas destrozadas.
Son muy bellas y a la vez son muy brutales y pintan el verdadero sacrificio de los artistas del ballet.
Y también por escenas de concentración, por momentos bellos en movimiento, por la preparación del artista antes de salir a escena y que lo enfoquen todas las luces.
Se ve hermoso pero increíblemente sacrificado, y nos hace pensar que que suerte que dejamos nuestros pies y nuestros cuerpos solo a servicio de la pista de baile en un viernes a la noche con amigos.