La alhaja cabil que juega un papel fundamental en la vida social femenina, está finamente elaborada con piedras de coral en una fabricación que es más frecuentemente de corte tradicional.
La leyenda dice que antes los artesanos joyeros de la ciudad argelina de Beni Yenni, rechazaban casar a sus hijas con gente de otra región por temor a divulgar el secreto de la profesión más reputada de la ciudad, el de la fabricación de joyas.
En Beni Yenni el arte de la plata es un patrimonio ancestral transmitido de padres a hijos, celosamente guardado y protegido por los oriundos.
"Somos cuatro hermanos que fabricamos joyas en plata. Es una pasión en nuestra familia que hemos heredado de nuestro bisabuelo", dijo a Efe Halimi Hamu, un artesano que participa en la doceava edición de la fiesta de joyas cabiles.
Muchos como Hamu, hacen con gran ardor la profesión más destacada en Beni Yenni, como es el caso de Yahia Addad, un joven de treintena años.
"Practico esa artesanía desde hace 19 años, para mí es una pasión porque he crecido aquí donde hay mucha concentración de joyerías", dijo con amplia sonrisa Addad, ganador del segundo premio nacional de la artesanía artística del año pasado.
Además, la joya en plata es considerada como una tradición "indispensable" para la mujer cabil y eso desde la antigüedad.
"Para nosotros las joyas son una tradición y una costumbre que perdura hasta el momento con el fin de salvaguardarla. Cada mujer cuando se casa tiene que llevar en su ajuar joyas cabiles", dijo Hamu.
Según él, la plata tenía un valor substancial, era vista como una "seguridad o garantía" para la gente que podía venderla en momentos difíciles.
Encaramado en las alturas de las montañas de la Cabilia, el pueblo de Beni Yenni ya está ornado con banderas a su entrada por el inicio de la exposición anual titulada este año "La joya de Beni Yenni, un arte y una economía".
Como cada verano varios curiosos locales y extranjeros apasionados por descubrir esas joyas hechas a manos acuden a la ciudad de Beni Yenni en Tizi Uzu, capital de la región de la Cabilia.
"Es la primera vez que vengo aquí y estoy muy contenta, hay mucha variedad con buenos precios y buena calidad", dijo a Efe, Yamila Tamda, una mujer cabil que viene de Argel con su familia.
Bajo el inclemente sol del mes de agosto y a pesar del calor abrasador, los artesanos están aquí desde primeras horas del día exponiendo sus atractivas y originales joyas para acoger a los visitantes.
"Fabricamos y vendemos las joyas y cuando hay este tipo de exposiciones aprovechamos la ocasión para exponer nuestro producto y venderlo", dijo Hamu, ocupado en acoger a sus clientes que preguntaban por los precios de las joyas.
"Emakiasen" (pulseras), "Ajeljal" (pulsera tobillera) o "taghagate" (cinturón) son algunas joyas de gama y objetos en plata que adornan las diferentes casetas repartidas por el patio de una escuela.
Aquí los visitantes vagan, devoran con los ojos las piezas, tienden la mano para capturar una pulsera, cadena o unos pendientes entre tradicionales y modernos.
La alhaja cabil que juega un papel fundamental en la vida social femenina, está finamente elaborada con piedras de coral en una fabricación que es más frecuentemente de corte tradicional.
La fabricación de las joyas es muy delicada, según comentaron varios artesanos, contienen minuciosos dibujos con tres colores muy fuertes que destacan, hechos con pinzas pequeñas.
"La mayoría de las joyas contienen tres colores: el azul que representa el cielo, el amarillo en referencia al sol y el verde que refleja la naturaleza de la Cabilia", explicó Hamu.
La llegada de la joyería a la Cabilia tiene su origen en 1492, cuando la reina de España, Isabel I de Castilla expulsó a todos los que rechazaron convertirse al catolicismo.
Judíos y musulmanes se vieron obligados a exiliarse al otro lado del Mediterráneo instalándose en países magrebíes como Argelia, Marruecos y Túnez.
Algunos artesanos joyeros judíos que se encontraron en Bujía (cabilia), transmitieron su arte a los habitantes de la ciudad.
"Ese arte provino de Bujía con una gran familia que dominó la fabricación de joyas que llegó a Beni Yenni y propagó las diferentes técnicas", narró Addad.
El éxito de la joya de Beni Yenni sobrepasa las fronteras argelinas y es muy conocida en Francia, España o Estados Unidos, en donde existen comunidades de cabiles.
"He expuesto en España, Portugal e Italia. A los europeos les gustan mucho más las pequeñas joyas y se interesan mucho por nuestro producto", comentó Addad al recordar su participación en la feria de artesanía de Barcelona 2013.
"En Barcelona compraron nuestras joyas, y gustaron especialmente las que contienen coral", añadió.
Pn/fg
EFE.