Aunque se trate de situaciones puntales, los jóvenes que beben alcohol en exceso pueden sufrir falta de atención, lentitud en el pensamiento, problemas de memoria e impulsividad.
Consumir alcohol en exceso durante la juventud puede generar más de un altercado en el hogar, como discusiones con los padres por la hora y el estado en que se llega a casa. Pero además, beber alcohol en los tiempos de ocio afecta en las conexiones cerebrales de los adolescentes, según lo ha revelado un estudio publicado en el International Journal of Neural Systems.
Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores, con participación de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad Politécnica de Madrid, analizó la actividad cerebral de 73 estudiantes que acaban de empezar en la universidad. De ellos, 35 admitieron tener borracheras ocasionales y 38 apenas bebía. Se considera un consumo excesivo de alcohol cuando se ingiere entre 40 y 60 gramos de alcohol concentrados en una única sesión.
En esta línea, Luis Miguel García-Moreno, investigador del Departamento de Psicobiología de la Complutense y coautor del trabajo, detalla: "Nuestro estudio prueba una diferente configuración de ciertos circuitos cerebrales en adolescentes y jóvenes que consumen alcohol de manera excesiva comparados con los que no lo hacen".
Aunque falta por procesar gran parte de los datos obtenidos para saber cómo afectan estas alteraciones a los jóvenes, los científicos han adelantado algunos resultados. "A nivel conductual y cognitivo hemos observado algunas dificultades en atención y velocidad de procesamiento, problemas de memoria o perfiles de conducta caracterizados por la impulsividad", señala uno de los investigadores y alerta que "cuanto más temprano sea el inicio del consumo, más probabilidades hay de que el daño sea mayor".
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AGENCIA UNO.