Un impresionante giro en 180° tomo la vida de Ana, quien a sus 28 años no quería salir de la casa pues sentía que en cualquier momento iba a morir.
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La chef de 28 años llevaba una rica dieta de pizzas y papas fritas, que no solo la llevó a pesar 228 kilos, sino que llegó al extremo de no querer dormir porque pensaba que podía dejar de respirar.
La situación la llevó a tener que tomar, sin alternativas, la decisión de bajar de peso. Allí fue cuando Ana comenzó con un régimen de dieta y fitness que la ayudó a perder más de 144 kilos.
"Antes de bajar de peso, me sentía atrapada en su propio cuerpo, afectó todas las actividades de mi vida, desde ir al kiosko hasta poder agacharme en mi trabajo. Estaba muy deprimida y no quería salir de mi casa. Sentía que en cualquier momento iba a morir", indicó la joven.
Según los especialistas que trabajaron con Ana, el problema de ella no era una adicción a la comida, si no que ansiedad y las malas combinaciones de alimentos que hacía, por eso el primer paso fundamental fue suprimir de su dieta todo lo que contenía harina.
Combinado con una buena alimentación con ejercicios, esta mujer perdió casi el doble de su masa corporal en menos de un año. Y recupero su salud y vida normal que tan abandonada tenía.
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Pn/gm
