Disfrutar de una piel sana y bonita es mucho más complejo y exige la incorporación de ciertos hábitos. Descúbrelos.
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1 Realizar ejercicio
He aquí otro de los numerosos beneficios de acudir a la actividad física con frecuencia: tener una piel despampanante. Pero, ¿cómo es que el ejercicio repercute sobre el tejido cutáneo? Pues, favorece la circulación y promueve la eliminación de todas esas toxinas que provocan que nuestra piel se vea opaca y sin gracia.
2 Lavarse el rostro
¿Tienes idea de toda la suciedad que se va acumulando en tus poros día a día? Por más que no puedas verla, ¡es mucha! Por este motivo, es vital que laves tu rostro todos los días y lo liberes de toda la mugre que se ha ido acumulando en él. De esta manera, no solo podrás iluminar al mundo con una cara más limpia, sino que también estarás previniendo la aparición de granos y puntos negros.
3 Protegerse del sol
Las modas son muy pasajeras; por tanto, eso de andar achicharrando al sol para lograr una piel bronceada no tiene mucho sentido: la salud es lo primero. Así que, antes de exponerte al sol, no olvides aplicarte protector solar. Él te permitirá conservar la hidratación de tu piel y te protegerá de todos los estragos que causan los rayos solares (incluido el cáncer de piel).
4 Hidratarse
Apuesto a que esta no es la primera vez que escuchas sobre la importancia del agua para la conservación de una piel sana y bonita. Entonces, ¡acude a ella con más frecuencia!, y no en su forma pura necesariamente. También, puedes adquirir las cantidades necesarias incrementando tu ingesta de frutas y verduras.
5 Evitar los excesos
En el mercado de cosméticos, cada día nace un producto nuevo "que debes probar". Pero, la verdad es que eso de andar sepultando tu rostro bajo toneladas de cosméticos no es tan buena idea –ningún exceso es recomendable y el maquillaje no es la excepción–.
Pn/gm
