El llanto del bebé es su medio de comunicación con los adultos. Si lo pensamos bien el bebé no sabe hacer otra cosa más que llorar cuando necesita algo.
¿Debo dejar llorar al bebé? La respuesta a es clara: NO. Existen distintas teorías sobre este tema, algunas de ellas vienen de profesionales de prestigio, otras de familiares cercanos, y al final los padres con el bebé que llega a casa no saben muy bien lo que deben hacer.
El llanto del bebé es su medio de comunicación con los adultos. Si lo pensamos bien el bebé no sabe hacer otra cosa más que llorar cuando necesita algo.
Dejar llorar al bebé, ¿es bueno o malo?
Muchas veces el bebé lo que necesita simplemente es contacto físico. Todos tenemos experiencias de bebés que son muy tranquilos y pueden estar en su carrito todo el día, y de otros bebés que necesitan un contacto físico muy estrecho y muy constante. Es verdad que estos bebés son de 'alta exigencia'. Exigen mucha dedicación y atención por parte de los padres y cuidadores. Pero debemos saber que desde que nacen los niños tienen su carácter propio, y nosotros tenemos que adaptarnos a ellos en principio, para luego ir modulando poco a poco los rasgos que podamos cambiar.
Dejar llorar al bebé puede hacer que el niño sea menos inteligente, menos saludable, más ansioso y poco colaborador, por tanto puede dañar a los niños y a su capacidad de relacionarse con los demás incluso a largo plazo. Lo recomendable es dar al bebé lo que necesita, esto les hace más independientes posteriormente.
Y ¿qué necesita el bebé? Pues al nacer el bebé reclama una situación parecida a la que tenía dentro del útero de su madre, es decir, ser tenido en brazos, con lactancia materna a demanda, temperatura estable y confortable... El satisfacer estas necesidades favorece un desarrollo adecuado. Cuando el bebé se asusta y sus padres le abrazan y confortan, el bebé se siente seguro y confirma que puede ser calmado por otro, y entiende que el otro puede satisfacer sus necesidades. Si no es así, el bebé puede desarrollar una falta de confianza en las relaciones interpersonales, en los demás y en sí mismo.
Si el bebé se acostumbra a que tiene que llorar para conseguir lo que necesita (comer, que le cambien el pañal, que le cojan, que le acaricien o le besen), estará aprendiendo que debe gritar para que atiendan sus necesidades, y puede que sea más quejoso, infeliz, agresivo y demandante, y que conserve toda su vida una sensación de inseguridad.
Los estudios demuestran que los cuidadores que responden a las necesidades del bebé rápidamente, evitando que entre en una angustia importante, estarán ayudando a que su bebé sea más independiente, y no al contrario. (Stein and Newcomb 1994).
El bebé no será malcriado y llorón por cogerlo y achucharlo, sino más bien al contrario. En algunos momentos está claro que no podremos calmar su llanto inmediatamente, muchas veces incluso por circunstancias externas (por ejemplo, no podemos sacarlo de la silla del automóvil en medio de la autopista) pero debemos tener presente que es lo mejor para el bebé.
PURANOTICIA / GUIAINFANTIL.COM