La elección adquiere en esta ocasión especial relevancia por el cometido que tendrán, "implementar la paz en las regiones", tal y como ha repetido incesantemente el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Alrededor de 100.000 candidatos inician hoy en Colombia la campaña para las elecciones locales y regionales del próximo 25 de octubre, fecha en la que se elegirá a quienes, desde las regiones, implementarán la futura paz que el Gobierno espera firmar con las FARC.
El cierre hoy de las inscripciones de candidatos da el pistoletazo de salida al proceso, en el que casi 34 millones de colombianos, el censo electoral, están llamados a elegir a unos 18.600 cargos entre gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales.
La elección adquiere en esta ocasión especial relevancia por el cometido que tendrán, "implementar la paz en las regiones", tal y como ha repetido incesantemente el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que espera firmar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en menos de un año.
Implementar unos eventuales acuerdos incluye, por ejemplo, priorizar y repartir los fondos destinados al postconflicto, que pueden abarcar desde programas de reintegración de guerrilleros hasta sustitución de cultivos ilícitos.
Y todo ello en momentos en que se ha disparado la polarización política por las diferentes percepciones del proceso, cuyos últimos vaivenes han provocado una drástica reducción de la confianza ciudadana, según reflejan encuestas.
Por eso, estos comicios, que habitualmente han centrado la atención en la carrera por la Alcaldía de Bogotá, el segundo cargo político en el país, trasladan en esta ocasión el interés a convulsas regiones como el Catatumbo, y municipios como Tumaco, Buenaventura y Quibdó.
En estos lugares marcados por la violencia del conflicto armado y el narcotráfico, los votantes se juegan cómo será su paz local en función del color político que escojan para ser gobernados en el periodo 2016-2019.
Y es que, como destacó recientemente a Efe el director para América Latina y el Caribe de la organización internacional CrisisGroup, Javier Ciurlizza, las autoridades locales ejecutan el "80 % de los recursos públicos de Colombia".
Teniendo esto es cuenta, un ambiente hostil a un eventual acuerdo de paz puede complicar la aplicación del mismo.
Con todo en juego, la pelea política ocupará al menos tres frentes: los críticos con el proceso de paz, aglutinados en el Centro Democrático del expresidente Álvaro Uribe; los que defenderán el acuerdo que salga de La Habana, procedentes del oficial Partido de la U y las fuerzas aliadas, y las formaciones de izquierda, que ven en la paz la oportunidad de hacer cambios estructurales.
Es el caso de Marcha Patriótica, que se presenta cargado de optimismo a los que serán sus primeros comicios tras su creación en abril de 2012, momento desde el que han debido luchar contra el estigma de ser señalados, en ocasiones por las autoridades, como sospechosos de tener vínculos con la guerrilla.
La formación considera que estas elecciones son "definitivas para que el proceso de paz logre un mayor apoyo regional", según explicó a Efe David Flórez, uno de los portavoces de Marcha Patriótica.
"Para nosotros es clave tener alcaldías, gobernaciones, concejales y diputados que ayuden en la implementación y el desarrollo de los posibles acuerdos de paz", afirmó Flórez, que identifica como clave del partido el "fuerte arraigo territorial" que posee en varias franjas significativas del país.
La izquierda se presenta muy fragmentada a estos comicios, en los que también llama la atención la presencia de la Unión Patriótica, puesto que estas serán sus primeras elecciones locales tras recuperar su registro jurídico a mediados de 2013.
Su regreso tras el exterminio en los años ochenta de unos 4.000 líderes y seguidores de la formación, según cálculos de diversas fuentes, es otra prueba de que se siente que esta vez sí se va a construir la paz.
Mientras, los críticos del uribismo concurren con unos 9.000 candidatos que llevarán a las regiones propuestas de seguridad ciudadana en lugar del debate de la paz, que ya los "maltrató" en las pasadas elecciones presidenciales de 2014, como reconoció el propio Uribe.
Pese a estas intenciones, es prácticamente seguro que el discurrir de las negociaciones con la guerrilla en La Habana afectará al discurso de los candidatos, muchos de los cuales viven, además, bajo la sospecha de supuestos vínculos con paramilitares o narcotraficantes.
Pn/ci
EFE