El presidente boliviano no tiene cómo detener todos los ribetes que ha adquirido parte de su historia personal, donde se involucran una ex pareja y un hijo en común que hasta el gobierno se ha encargado de señalar que falleció, mientras la madre, desde una cárcel, grita a los cuatro vientos que ese vástago vive. ¿Qué le parece?
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Fue a principios de febrero cuando el periodista boliviano Carlos Valverde tiró una verdadera denuncia que en el país altiplánico cayó como un peñón sobre las aguas mansas del lago Titicaca.
Sin rodeos exhibió un certificado de nacimiento de un supuesto hijo del Presidente de Bolivia, Evo Morales. No contento con eso fue más allá y aseguró que la madre de ese niño era Gabriela Zapata, una ejecutiva de la empresa China CAMC Engineering, que ha logrado importantes contratos estatales, como la construcción de la represa de Misicuni, del ingenio azucarero de Sanbuenaventura, ferrocarril Bulo Bulo-Montero y la planta de potasio del Salar de Uyuni. Todas grandes inversiones que alcanzan la cifra de 480 millones de dólares.
Simultáneamente, la periodista Amalia Pando informó en su programa radial, en La Paz, que la empresa CAMC también obtuvo un contrato para adquirir cuatro taladros para Yacimientos Petrolíferos Federales de Bolivia (YPFB), por un monto que asciende a los 60 millones de dólares adicionales, que llegaron al país con cuatro años de demora.
La periodista fue más allá y dijo que Zapata Montaño está interesada en construir un muelle granelero en Puerto Busch y apuntó un evidente 'conflicto de intereses' debido a que una persona que tiene una 'relación directa' con el presidente no puede 'obtener tantos contratos por invitación directa'. Además, relacionó los intereses de Zapata Montaño con los de Gravetal, que es la mayor empresa mayorista de soya de Bolivia, y de los ferrocarriles que transportan ese grano.
En suma, se fue configurando una historia digna de las mejores plumas de best seller, donde se mezclan y confunden el amor, la pasión, un hijo que parece no existir, intereses económicos, una intriga política en ciernes y los casi siempre motivantes millones de dólares que rodean el poder, en este caso en medio de los pasillos de lo que se creía era el tranquilo Palacio Quemado.
Pando no se quedó tranquila con lo que estaba contando y aseguró que ambos negocios están en manos del empresario venezolano de tendencia chavista Carlos Gill, que recientemente habría mostrado interés en recuperar unas bien difundidas barcazas chinas que todavía no llegan a Bolivia.
Evo y el gobierno
Cuando se destapó todo este escándalo, los bolivianos esperaron por la respuesta que tendría que dar su presidente. Y lo hizo: su primera versión fue que el hijo había fallecido hacía unos ocho o nueve años. Y lo secundaron en sus palabras altos personeros del gobierno boliviano al señalar que ese hijo nunca existió.
Todas declaraciones que más bien fueron como atizadores de una hoguera que hasta el día hoy parece encenderse mucho más.
Así lo consigna el portal El Deber, del país altiplánico: La historia mantiene atónito al país, mientras la estatal Defensoría del Pueblo cuestionó días atrás el manejo que hacen políticos y autoridades sobre la situación de la mujer y del niño, y exigió que el asunto se ventile exclusivamente en el ámbito privado. Lo que comenzó con la revelación del periodista Carlos Valverde, a principios de febrero, sobre la existencia de la relación amorosa y un hijo como fruto, pronto se tornó en una telenovela, con condimentos políticos, legales y morales y cuyo fin no se avizora en lontananza.
La carta de Zapata
Una misiva de Gabriela Zapata, dirigida al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Denis Racicot, y divulgada por la agencia de noticias Fides, que afirmaba que el niño existe, vino a sumar nuevos argumentos a esta historia que supera a muchas telenovelas que sorprenden a diario a las audiencias de esta parte del mundo. Zapata, en la cárcel, enfrentando un juicio por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.
La carta de Gabriela Zapata señalaba: "Acá se trata de la vida de mi hijo, de su nombre y su existencia que está siendo cuestionada, no quiero imaginar con qué fines... El señor presidente ha ordenado que en el tema que hace referencia al hijo que tenemos en común, tenga carácter de reservado, por tanto estoy impedida de que yo y mis familiares puedan demostrar y hacer conocer la verdad".
El gobierno se encargó de inmediato de asegurar y certificar la carta, pero no su contenido. Dijo que se trataba de "denuncia sin pruebas". Y según el Ministerio Público, ella nunca estuvo en el hospital de maternidad que declaró como lugar de nacimiento y que además tramitó un certificado de nacimiento, en el que figuraba Morales como papá, con un documento fraguado del alumbramiento. La ministra de Comunicación, Marianela Paco, en tanto, defendió con dientes y muelas a su jefe, al señalar que: "Ha habido una mujer desalmada, mentirosa que le ha mentido a nuestro presidente desde el primer momento", negando enfáticamente la existencia del hijo en cuestión.
El tema provocó tal impacto en la opinión pública, que tuvo efecto en el referendo de febrero pasado, cuando Morales, en el poder desde 2006, perdió en sus intenciones de habilitarse como candidato para un cuarto mandato consecutivo 2020-2025. Morales manoteó una explicación poco creíble: que la oposición había usado el tema para debilitarlo. Tal como había intentado una explicación cuando estalló el escándalo y confesó: "A Gabriela Zapata la conocí en 2005, era mi pareja en 2007, tuvimos un bebé y lamentablemente, nuestra mala suerte, ha fallecido. Tuvimos algunos problemas y a partir de ese momento nos distanciamos".
Zapata en ese tiempo era gerente comercial de la empresa china CAMC, que en el gobierno de Morales se adjudicó contratos por diferentes obras por casi 500 millones de dólares. Esto provocó que la oposición afirmara que había signos de "tráfico de influencias", mientras el Gobierno gritó a los cuatro vientos que no era así.
Y la "Evonovela", como ha sido llamada esta historia, suma capítulos cada día, mezclando intrigas de palacio, pasiones de poder, tráfico de influencia y todos los ingredientes de una trama que supera a muchas teleseries latinoamericanas.
PURANOTICIA
