En los últimos 12 meses, en tanto, en Chile se han inscrito 5.486 armas, cualquiera sea su tipo.
Según datos entregados por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), hasta septiembre de 2024 se han inscrito 3.924 armas de personas naturales y las de defensa personal fueron 2.447, lo que implica un 62,3% del total. Esta sola categoría subió 18,6% respecto de 2023, cuando a esta altura iban 2.063.
De acuerdo con lo publicado este sábado por La Tercera, lo anterior sugiere un cambio de motivación entre quienes registran armas, enfocándose cada vez más en la seguridad individual como principal razón para su adquisición, mirando de reojo el ritmo de inscripciones anuales que cayó 4,6%, aunque este total también abarca las destinadas a deporte o caza.
En los últimos 12 meses, en tanto, en Chile se han inscrito 5.486 armas, cualquiera sea su tipo.
Como sea, el fenómeno de más armas de defensa personal va en línea de recientes análisis: la delincuencia y el narcotráfico lideran las preocupaciones de la población, según reveló el último Estudio Nacional de Opinión Pública del Centro de Estudios Públicos (CEP). Esto se ha repetido en los últimos cuatro meses en que se ha realizado la encuesta.
En este contexto, la crisis de seguridad ha comenzado a transformar los métodos para combatir la delincuencia. Por ejemplo, esta semana el concejal de Lo Barnechea, Cristián Daly, propuso en un concejo municipal establecer convenios con polígonos de tiro para fomentar la adquisición responsable de armas.
Sin embargo, estas cifras y propuestas contrastan con el Plan Menos Armas, Más Seguridad, una estrategia lanzada al inicio de este gobierno con el objetivo de reducir la cantidad de armas de fuego.
Además, según el informe de la DGMN, la Región Metropolitana es la que más armas ha registrado este año, con un total de 1.850. Le siguen las regiones de Valparaíso y Los Lagos. Mayo fue el mes con más inscripciones de armas, y los hombres registraron 12 veces más armas que las mujeres.
Según detalla un instructivo de la DGMN, el proceso de inscripción de armas involucra varios pasos y requisitos legales. Cuando una persona decide adquirir un arma debe realizar una serie de trámites, que incluyen presentar un certificado de aptitud mental emitido por un psiquiatra, no tener ningún tipo de antecedente penal, completar un curso de tiro en un club autorizado y entregar las últimas tres liquidaciones de sueldo. Además, cada cinco años se debe actualizar toda la documentación, lo cual implica volver a rendir los exámenes y demostrar que se siguen cumpliendo los requisitos.
Por otra parte, el director ejecutivo de la Fundación Paz Ciudadana, Daniel Johnson, explica que “las políticas de control de armas deben ser más estrictas y diferenciar claramente sus destinos, esto implica mejorar la evaluación al inscribir armas, además de protocolos de seguimiento y campañas de educación sobre alternativas de seguridad que no involucren su uso, ya que su tenencia no siempre mejora la seguridad en un hogar”.
La última modificación relevante a la Ley de Control de Armas en Chile fue la Ley 21.412, promulgada el 13 de enero de 2022 y publicada en el Diario Oficial 12 días después. Esta ley introdujo cambios sustanciales en la regulación de armas, con el fin de reforzar el control y mejorar la supervisión de la posesión y porte de armas en el país.
Entre los principales cambios se destacan nuevos requisitos para la inscripción de armas, restricciones a ciertas categorías, como las automáticas y artesanales, y un aumento en las penas y sanciones por delitos relacionados con el tráfico y uso indebido de armas.
Alejandro Rocafort, propietario del Club de Tiro La Reina, señaló a La Tercera que reducir las armas en el país puede ser peligroso, porque las medidas restrictivas solo afectan a los usuarios legales. Y argumenta: “Desarmar a la población es pescar pollitos y sacarles la protección contra los zorros”.
“Quienes sufren las restricciones son los ciudadanos responsables que cumplen con todos los requisitos, mientras que los delincuentes seguirán encontrando la manera de adquirir armas de manera ilegal y operando fuera de la ley. Las políticas deben centrarse en atacar el problema en la raíz y no debilitar a los que usan las armas legalmente”, sostuvo.
“Una de las primeras enseñanzas que se le entregó a los alumnos que ingresan a los cursos de tiro es que la utilización del arma ante un hecho de alta connotación social no debe ser utilizado al instante, sino que es la herramienta de última instancia antes que las alarmas de una casa, los ventanales o las cámaras de vigilancia”, concluyó Rocafort.
PURANOTICIA