El sospechoso, evacuado desde Afganistán en 2021 y con vínculos previos con una unidad respaldada por la CIA, habría disparado contra dos guardias nacionales, causando la muerte de Sarah Beckstrom.
La fiscal del distrito de Columbia, Jeanine Pirro, ha acusado de tres cargos de agresión con intención de matar y uno por posesión ilegal de armas al afgano detenido por disparar contra los guardias nacionales Sarah Beckstrom, de 20 años, quien murió, y Andrew Wolfe, de 24, en los alrededores de la Casa Blanca.
En caso de ser declarado culpable, el sospechoso identificado como Ramanulá Lajanwal, ciudadano afgano de 29 años, se enfrentaría a 15 años de prisión.
Con todo, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, ha ido más allá y, asegurando que "habrá justicia para Sarah", ha destacado que "gracias al presidente Trump, la pena de muerte ha vuelto".
Horas antes, en una entrevista en la cadena Fox, Bondi ya había apuntado en esta dirección al declarar que la Fiscalía haría "todo lo posible para solicitar la pena de muerte contra quienes no deberían haber entrado" en Estados Unidos.
Bondi, que ha indicado que basarían los cargos en el pronóstico de los dos guardias nacionales, ha señalado también que, con ambos heridos graves pero vivos, solicitarían, "en el peor de los casos, cadena perpetua por cargos de terrorismo".
El sospechoso residía en Bellingham, ubicado en el estado de Washington, con su mujer y cinco hijos. Entró en Estados Unidos gracias a los vuelos de repatriación organizados por el entonces presidente Joe Biden durante la salida de las fuerzas norteamericanas y la toma del poder por parte de los talibán en Afganistán que la siguió.
En tanto, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) ha confirmado que el sospechoso del tiroteo -que se trasladó desde su domicilio en Washington hasta la capital- trabajó con una unidad militar de Kandahar respaldada por la CIA durante la guerra en Afganistán.
PURANOTICIA