El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha advertido este jueves que Oriente Próximo ha sufrido "una reacción en cadena" durante el último año que ha puesto a la región "al borde de una guerra a gran escala".
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha advertido este jueves que Oriente Próximo ha sufrido "una reacción en cadena" durante el último año que ha puesto a la región "al borde de una guerra a gran escala", al tiempo que ha argumentado que una paz duradera en la zona pasa por "corregir la injusticia histórica con el pueblo palestino" a través de la materialización del Estado de Palestina.
"Los combates en Gaza que empezaron hace un año se han propagado ahora a Líbano y otros países en la región se han visto afectados", ha dicho durante la cumbre de los BRICS en la ciudad rusa de Kazán. "El nivel de confrontación entre Israel e Irán ha aumentado drásticamente. Todo ello parece una reacción en cadena que pone a todo Oriente Próximo al borde de una guerra a gran escala", ha sostenido.
Así, ha manifestado que "corregir la injusticia histórica hacia el pueblo palestino puede garantizar la paz en Oriente Próximo" y ha explicado que, mientras no haya una solución sobre este tema, "el círculo vicioso de la violencia no puede romperse". "La gente seguirá viviendo en una atmósfera de crisis permanente, con recaídas inevitables en la violencia a gran escala", ha señalado.
Por ello, Putin ha hecho hincapié en que "un requisito básico para restaurar la paz y la estabilidad en los territorios palestinos es la solución de dos Estados, aprobada por resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU", al tiempo que ha insistido en que Moscú busca "hacer contribuciones significativas a la estabilización" de la situación en la región.
El conflicto estalló tras los ataques ejecutados por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otros grupos palestinos el 7 de octubre de 2023, que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 250 secuestrados, según las autoridades israelíes. En respuesta, Israel desató una ofensiva contra Gaza que deja más de 42.800 muertos, a los que se suman cerca de 750 fallecidos a manos de las fuerzas de seguridad israelíes y en ataques perpetrados por colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.
Apenas un día después de los ataques de Hamás, el partido-milicia chií libanés Hezbolá inició el lanzamiento de proyectiles contra Israel, desatando unos enfrentamientos en la frontera que continúan y que han derivado en el inicio el 1 de octubre de una nueva invasión israelí de Líbano, en medio del temor sobre el estallido de una guerra abierta entre Israel e Irán.
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