Más de 35 funcionarios del gobierno han renunciado hasta este miércoles, entre ellos, el ministro de Economía, Rishi Sunak, y el ministro de Salud, Sajid Javid; dos pesos pesados del ejecutivo cuya dimisión debilita la posición de Johnson.
Boris Johnson, contra las cuerdas. El ejecutivo del primer ministro de Reino Unido fue sacudido el martes por una crisis de consecuencias imprevisibles, iniciada por el escándalo sexual en el que se vio involucrado Chris Pincher, un parlamentario conservador cercano al premier.
Más de 35 funcionarios del gobierno han renunciado hasta este miércoles, entre ellos, el ministro de Economía, Rishi Sunak, y el ministro de Salud, Sajid Javid; dos pesos pesados del ejecutivo cuya dimisión debilita la posición de Johnson.
A estas dos dimisiones le han sucedido más de una treintena de viceministros y otros cargos ministeriales de menor rango.
Sunak argumentó que los ciudadanos esperan que el gobierno sea dirigido de una forma "apropiada, competente y seria"; mientras que Javid afirmó que el gobierno no estaba "actuando en el interés nacional".
Michael Gove, un veterano miembro del gabinete, pidió al primer ministro que dimita, y se espera que los principales ministros del gobierno, entre los que figuran sus aliados más estrechos, también se lo reclamen, según la información que maneja la BBC.
Por su parte, Boris Johnson, que se ha convertido en el líder británico que más dimisiones ha recibido desde 1932, insistió en que no dejará su puesto y se sometió este miércoles a preguntas sobre su gestión en el Parlamento.
Los llamamientos ocurren sólo un mes después de que el primer ministro enfrentara una moción de censura en el Parlamento en laque 41% de los legisladores de su propio partido votaron contra él.
Aquel intento de destituirlo tuvo lugar después de que salieron a la luz pública fotos y pruebas de encuentros y celebraciones en la sede del gobierno mientras el resto del país se encontraba confinado por las restricciones impuestas por el propio gobierno de Johnson durante la pandemia.
El pasado 30 de junio, el diario británico The Sun publicó una información según la cual el entonces subjefe de la bancada del Partido Conservador en el Parlamento, Chris Pincher, había manoseado a dos hombres en un club privado en Londres.
Pincher, quien había sido nombrado en ese cargo por Johnson en febrero de este año en medio de una reorganización del Ejecutivo, renunció inmediatamente.
A los pocos días, los medios británicos publicaron información sobre al menos otros seis casos de supuesta conducta sexual inapropiada por parte de Pincher ocurridos en los últimos años.
Pincher, quien fue suspendido por el Partido Conservador, ha pedido disculpas y ha dicho que cooperará plenamente con las investigaciones sobre su conducta y que está buscando "apoyo médico profesional".
Aunque el primer ministro británico no es quien ha incurrido en conductas sexuales inapropiadas, el escándalo de Pincher lo coloca en una situación difícil debido a que se está cuestionando su buen juicio así como la transparencia con la que el gobierno ha manejado el caso.
El pasado 1 de julio, la oficina del gobierno le dijo a la prensa que Johnson no sabía que hubiera acusaciones contra Pincher antes de su nombramiento.
El portavoz del gobierno dijo que el primer ministro no era consciente de "acusaciones específicas" sobre Pincher.
Esa fue la misma línea que mantuvieron en los días siguientes varios miembros del gabinete.
Sin embargo, el 4 de julio, el portavoz del mandatario dijo que Johnson conocía sobre "acusaciones que fueron resueltas o no progresaron hasta la fase de queja formal" y que no se había considerado apropiado detener el nombramiento de Pincher debido a "acusaciones no sustentadas".
Esa misma tarde, sin embargo, la BBC reveló que Johnson había sido informado sobre una queja formal sobre el "comportamiento inapropiado" de Pincher, mientras este trabajó en el Ministerio de Exteriores entre 2019-2020.
Esta queja llevó a un proceso disciplinario que confirmó que sí hubo un comportamiento inapropiado.
Posteriormente en una entrevista con la BBC, Johnson dijo: "Hubo una queja que me hicieron llegar a mí específicamente… fue hace mucho tiempo y me la presentaron de forma oral. Pero eso no es excusa, yo debí haber actuado a partir de ella".
El primer ministro calificó como "un error" haber nombrado a Pincher, de quien dijo que se había comportado "muy, muy mal", por lo que pidió disculpas a las personas afectadas.
"Todo esto se trata de una cosa: la verdad", señala Chris Mason, editor de Política de la BBC al analizar la crisis en marcha en el gobierno británico.
"Al margen de la marejada de detalles y acusaciones, todo se reduce a si la gente puede creer lo que dice el número 10 (como se llama coloquialmente al Ejecutivo británico)", agrega.
Y es que la respuesta del Ejecutivo al escándalo de Pincher ha ido cambiando progresivamente a medida que han ido surgiendo otros elementos, como ocurrió durante el llamado partygate, el caso sobre las fiestas realizadas en la sede del gobierno durante el confinamiento por el coronavirus, en el cual finalmente se comprobó que incluso Johnson había asistido a alguna de estas reuniones sociales.
"Las preguntas se refieren a lo que Boris Johnson sabía y cuándo lo supo. Y las respuestas siguen cambiando, a menudo en respuesta a hechos incómodos que demuestran que su anterior defensa era una basura, o al menos no tan sincera como podría haber sido", señala Manson.
En medio de la oleada de renuncias, Johnson fue interrogado este miércoles en un comité de la Cámara de los Comunes, la cámara baja del Parlamento británico, y rechazó comentar sobre las renuncias a su gobierno.
Ante la pregunta de uno de los diputados sobre si continuaría siendo primer ministro "mañana", Johnson respondió: "Por supuesto".
Poco después le dijo al comité que estaba teniendo una semana "excelente" ydescartó la convocatoria de elecciones anticipadas.
En teoría, tras haber sobrevivido a la moción de censura en su contra hace apenas un mes, Boris Johnson está protegido de otra iniciativa semejante durante un año.
Esto se debe a que así lo establecen las reglas actuales del Comité 1922, el grupo que agrupa a los legisladores comunes del Partido Conservador británico. Estas señalan que ese es el periodo que debe transcurrir para poder volver a someter a cuestionamiento al líder del partido.
Sin embargo, los críticos de Johnson quieren aprovechar la convocatoria para renovar a la directiva de ese comité para intentar tomar el control del mismo y cambiar esa regla para hacer posible una nueva moción de censura.
El legislador conservador Andrew Bridgen, uno de los más críticos con Johnson, le dijo a Sky News que espera que la nueva directiva esté a favor del cambio de esa regla y que así se pueda eliminar esta limitación antes de las vacaciones de verano.
Consultado por la BBC sobre la viabilidad de este cambio en la normativa, Sir Graham Brady, actual jefe del Comité 1922, dijo que "técnicamente es posible".
En la votación ocurrida hace un mes, Johnson obtuvo 211 votos a favor y 148 en contra.
Sin embargo, su situación política se ha deteriorado más en los últimos días con el escándalo de Pincher, primero, y ahora con las renuncias en su gobierno.
Otro mecanismo que podría llevar a la salida de Johnson es que se convoque un voto de censura en el Parlamento, en el cual los legisladores de todos los partidos puedan participar.
Esa iniciativa ya ha sido propuesta por los Liberales Demócratas, pero para que pueda prosperar necesitaría ser presentada por el Partido Laborista y el gobierno tendría que estar de acuerdo en que se incluyera en la agenda del Legislativo.
También es posible que sigan produciéndose renuncias dentro del gabinete que aumenten la presión política sobre Johnson para que renuncie.
Pero hay varios ministros que ya han ratificado su confianza en Johnson. Entre estos se incluye la ministra de Cultura, Nadine Dorries; la ministra de Interior, Priti Patel, y el ministro para la oportunidades del Brexit, Jacob Rees-Mogg.
Finalmente, existe la posibilidad de que el mandatario británico logre capear el temporal adverso como ha hecho en crisis anteriores que ha enfrentado su gobierno, aunque los analistas coinciden en que se le está acabando el tiempo.
(Imagen portada: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO