La expolítica lideró Alemania durante 16 años. Estuvo allí durante la crisis financiera de 2008, la crisis migratoria de 2015 y, significativamente, la invasión rusa de Ucrania de 2014.
Si la excanciller alemana Angela Merkel no hubiera bloqueado la entrada de Ucrania a la OTAN en 2008, la guerra de Rusia en ese país habría comenzado antes.
Eso es lo que le dijo a la BBC durante una entrevista en la que también insistió en que los acuerdos de gas que suscribió con Rusia tenían como objetivo ayudar a las empresas alemanas y mantener la paz con Moscú.
Merkel lideró Alemania durante 16 años. Estuvo allí durante la crisis financiera de 2008, la crisis migratoria de 2015 y, significativamente, la invasión rusa de Ucrania de 2014.
¿Fue demasiado blanda con Moscú? ¿Demasiado lenta para ayudar a Kiev? Si no hubiera bloqueado la membresía de Ucrania a la OTAN en 2008, ¿habría estallado una guerra allí ahora?
Los ministros de defensa de Reino Unido, Francia, Alemania, Polonia e Italia se reúnen esta semana para discutir el deterioro de la situación en las líneas del frente de Ucrania.
Pero en sus declaraciones a la BBC en Berlín, Merkel es firme defendiendo el tiempo que pasó en el cargo.
Cree que la guerra en Ucrania habría comenzado antes y probablemente habría sido peor si Kiev hubiera iniciado la trayectoria hacia la membresía en la OTAN en 2008.
"Hubiéramos visto un conflicto militar incluso antes. Para mí estaba completamente claro que el presidente Putin no se habría quedado de brazos cruzados viendo cómo Ucrania se unía a la OTAN”, señala.
"Y en ese entonces, Ucrania como país ciertamente no habría estado tan preparado como lo estaba en febrero de 2022".
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, no está de acuerdo.
Describe la decisión de Merkel sobre el ingreso a la OTAN, que respaldó el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, como un claro "error de cálculo" que envalentonó a Rusia.
En una entrevista poco frecuente desde que se retiró de la política hace tres años, Merkel expresó su preocupación por las renovadas amenazas de Vladimir Putin de usar armas nucleares.
Los dos líderes se conocieron bien a lo largo de dos décadas.
"Debemos hacer todo lo posible para evitar el uso de armas nucleares", dice la excanciller alemana.
"Afortunadamente, China también habló de esto hace un tiempo. No debemos dejarnos paralizar por el miedo, pero también debemos reconocer que Rusia es la mayor potencia nuclear del mundo, y junto con Estados Unidos, una de las dos más grandes”.
"El potencial es aterrador", sostuvo.
A pesar de disfrutar de altos índices de popularidad durante la mayor parte de su mandato, Merkel ahora se encuentra a la defensiva.
Acaba de publicar su libro de memorias titulado “Libertad”. Y el momento es interesante.
Afirma que hizo todo lo que estuvo a su alcance para garantizar medios pacíficos de cooperación con Rusia.
De hecho, Putin lanzó su invasión a gran escala de Ucrania solo unos meses después de que ella dejara el cargo.
Esto provocó una revisión exhaustiva en Europa de las políticas energéticas, de la diplomacia con Rusia y también de las políticas migratorias que se habían convertido en la norma durante el gobierno de Merkel.
Merkel, al frente de la mayor economía europea era, como dice el ex primer ministro italiano Matteo Renzi, la líder de facto de Europa: "la jefa de la Unión Europea".
"¿Recuerdan cuando [el ex secretario de Estado de EE.UU.] Henry Kissinger solía decir '¿cuál es el número de teléfono de Europa?'", cuenta Renzi. "Mi respuesta era: obviamente el número de móvil de Angela Merkel".
Agrega que al juzgar el legado de Merkel, sobre Rusia y otros asuntos, es importante recordar las normas de la época.
"No se puede atacar a Angela por las relaciones con Rusia", afirma.
"En 2005, 2006, [era] un objetivo de todos en Europa, no solo un objetivo de Angela Merkel".
Bajo la dirección de Merkel, Alemania y sus grandes industrias ávidas de energía se volvieron dependientes de Moscú. Alemania construyó dos gasoductos conectados directamente con Rusia.
El presidente Zelensky describió ese gas barato como una herramienta geopolítica del Kremlin.
Merkel le dijo a la BBC que tuvo dos motivos para construir los gasoductos: intereses comerciales alemanes, pero también, mantener vínculos pacíficos con Rusia.
Los miembros de la UE y la OTAN en Europa del Este se mostraron en total desacuerdo con ella.
El diputado polaco, Radoslaw Fogiel, dijo que el dinero alemán del gas llenó las arcas de guerra de Rusia, utilizándolo para financiar la invasión de Ucrania.
Merkel insiste en que intentó frenar los ataques rusos a Ucrania utilizando la diplomacia y las negociaciones, lo que -admite- finalmente fracasó.
Y la industria alemana se ha visto desproporcionadamente afectada por las sanciones a la energía rusa.
Obligado a buscar otros proveedores, el país ahora está comprando gas natural licuado caro. Las empresas dicen que están paralizadas por los costos.
Una nueva era en las relaciones de Europa con Rusia comenzó "lamentablemente" después de la invasión a gran escala de Ucrania, afirma Merkel.
La expolítica de 70 años ahora se encuentra defendiendo su legado también en otras áreas.
La crisis migratoria de 2015, cuando abrió las puertas de Alemania a más de un millón de solicitantes de asilo, fue quizás el momento decisivo de su mandato.
Fue odiada por algunos, aclamada por otros.
El presidente estadounidense Barack Obama la elogió como una líder valiente y moral.
Pero sus críticos la culparon de darle vida al que entonces minoritario partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
Ahora se encuentra cómodamente en segundo lugar en las encuestas, antes de una elección general anticipada prevista para principios del próximo año.
El principal grito de guerra político de la AfD es un fuerte mensaje antiinmigración.
Angela Merkel admite que la AfD logró grandes avances,pero no se disculpa por sus decisiones políticas.
En cuanto a las sugerencias de que sus políticas de 2015 ayudaron a alimentar a los partidos antiinmigración y de extrema derecha en otros lugares también, incluidos Países Bajos, Polonia y Francia -después de que intentara imponer cuotas de inmigrantes en los países de la UE- Merkel defiende que no se le puede echar la culpa por lo que sucede en toda Europa.
La única manera de combatir a la extrema derecha es detener la inmigración ilegal, dice.
Pide a los líderes de Europa que inviertan más en las naciones africanas para mejorar los niveles de vida allí, de modo que menos personas se sientan tentadas a abandonar sus países.
Pero con las economías de Europa estancadas y los votantes preocupados por el costo de la vida, los gobiernos afirman que hay poco dinero disponible.
Angela Merkel pareció colocar a su país y sus intereses económicos en primer lugar cuando se trató de comprar energía rusa o durante la crisis de la eurozona, cuando las naciones del sur de la UE la culparon de exprimirlas con medidas de austeridad para rescatar a los bancos y las empresas alemanas.
Pero incluso en Alemania, ahora se l acusa de simplemente "gestionar" las crisis sucesivas y no hacer reformas de largo alcance, tal vez dolorosas, para asegurar el futuro de su país y de la UE.
Alemania es ahora etiquetada por algunos como "el enfermo de Europa".
La que una vez fue una potencia exportadora en el escenario mundial, hoy está al borde de la recesión.
Los votantes se quejan de que no invirtió en carreteras, ferrocarriles y digitalización, optando por mantener un presupuesto equilibrado.
Bajo Angela Merkel, Alemania no solo se volvió dependiente de Rusia para la energía, sino también de China y EE.UU. para el comercio. Esas decisiones no han resistido la prueba del tiempo.
Donald Trump amenaza con castigar con aranceles a las importaciones europeas cuando regrese a la Casa Blanca en enero.
Merkel tiene algunas ideas para los nerviosos líderes europeos que se enfrentan a Trump 2.0.
Su primer mandato estuvo marcado por el enojo con Europa, en particular con Alemania, por el bajo gasto en defensa y los déficits comerciales. Esas quejas de Trump con Europa no han cambiado.
¿Qué consejos da Merkel para lidiar con él?
"Es muy importante saber cuáles son tus prioridades, presentarlas claramente y no tener miedo, porque Donald Trump puede ser muy franco", afirma.
"Él se expresa muy claramente. Y si tú lo haces también hay un cierto respeto mutuo. Esa fue mi experiencia de cualquier forma", asegura.
Pero los líderes europeos que se enfrentan a Estados Unidos, China y Rusia están ansiosos, posiblemente más que durante la era de Angela Merkel.
Las economías no están creciendo, los votantes están descontentos y la política tradicional está bajo presión de la extrema derecha y la extrema izquierda.
China y Rusia son más obstinados y Occidente es más débil en el escenario mundial.
Las guerras arden en Medio Oriente y en Europa, y Donald Trump parece menos interesado en reforzar la seguridad europea.
Tal vez por eso Angela Merkel dice que, en estos días, cuando los líderes mundiales que conoce bien la llaman para pedirle consejo, ella responde con ganas.
Pero cuando le pregunto si extraña todo ese poder que tenía y la política, su rápida respuesta es: "No, en absoluto".
(Imágenes: Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO