Miércoles 13 de julio de 2022 15:59
Impacto en Viña del Mar por renuncia de reconocido sacerdote Marcelo Catril: "Quería ser más libre, no vivir la vida de otros"
El cura que dedicó gran parte de su obra pastoral a ayudar a familias de campamentos, manifestó que ya sentía mucho desgaste, y que "trabajaba 17 horas diarias sin parar. Iba de un lado a otro; colegio, universidad, parroquia... mil cosas que la gente no ve".
Motivado por una serie de factores que viene pensando desde al menos el año 2018, Marcelo Catril Mora, cura viñamarino reconocido por su trabajo en campamentos, tanto con dirigentes vecinales como con jóvenes, anunció que decidió abandonar el sacerdocio para vivir "con honestidad, paz y alegría".
Sorpresa causó la decisión adoptada por el "cura colorín", como se le conoce por su color de cabello, ampliamente reconocido en las partes altas de la Ciudad Jardín, donde dedicó gran parte de su obra para ayudar a los más desvalidos, así también como al mundo del circo y también al deportivo, pues es "guía espiritual" de Everton.
Tras confesar un "desgaste natural" a partir del año 2018, el ahora ex sacerdote señaló al diario La Estrella de Valparaíso que "ese año yo necesitaba decantar un poco todo lo había pasado en la iglesia", haciendo referencia a las denuncias por presuntos abusos cometidos por sacerdotes. Pero también agregó otros aspectos, como problemas en su vida personal, fracasos pastorales y hasta de índole afectivos.
"La soledad del sacerdote es triste y dolorosa", confesó el ex religioso, quien también sugirió que "creo que la iglesia tiene que hacer algo por eso".
Ahondando en el desgaste que dijo haber sentido a raíz de sus labores 24/7, Catril comentó que "yo trabajaba 17 horas diarias sin parar. Iba de un lado a otro; colegio, universidad, parroquia, mil cosas que la gente no ve. La gente quiere que el cura esté disponible a la hora que sea y uno trata de hacerlo".
Todo esto –prosiguió– se incrementó con la llegada de la pandemia del Covid-19: "Yo recorrí todos los hospitales. Uno todo lo hace con amor y con convicción, pero el desgaste, que va unido a la soledad, a los problemas familiares, al corazón, a la salud... ese desgaste tan humano, que la gente no comprende, porque el cura es un ser humano (...) pasa que uno no es superhombre y uno se funde, se cansa".
El conjunto de todos estos problemas, hicieron que sus cuestionamientos, iniciados el año 2018, tomarán mucha más fuerza: "Empecé a sentir que ya no era una vocación ardiente como con la que comencé, sino que desgastada Yo quería ser más libre, no vivir la vida de otros, estaba viviendo lo que la gente quería que viviera".
Junto a reconocer que ha recibido muchas críticas –con comentarios malintencionados de por medio, según dice–, el ex sacerdote manifestó que "uno se hace cura para ser feliz, pero me di cuenta que había que hacer otra reflexión más profunda y con mucha honestidad: yo quiero vivir con honestidad, con alegría, en paz".
Por último, el ex religioso adelantó que junto a un grupo de amigos espera formar una fundación de carácter social, que sirva de puente entre quienes necesiten ayuda y quienes estén dispuestos a ayudar. Junto a ello, también manifestó sus deseos de estudiar para un magíster en comunicación estratégica.
PURANOTICIA