Sábado 16 de octubre de 2021 12:02

Raúl Celis advierte que "imposiciones de grupos extremos" podrían originar que el texto que redacten sea una "Constitución de revancha"

Convencional de Renovación Nacional por el Distrito 7 de la región de Valparaíso teme que una Carta Magna que intente separarse de la de 1980 sea modificada constantemente por el Gobierno y/o Parlamento de turno.

Difíciles han sido los primeros tres meses de la Convención Constitucional. Diversas han sido las polémicas que se han generado en torno a su funcionamiento, algunas de ellas con las propias autoridades electas en mayo como grandes protagonistas. Esto bien lo sabe el único representante de Renovación Nacional (RN) en el Distrito 7 de la región de Valparaíso, Raúl Celis Montt, quien reconoció en conversación con Puranoticia.cl que su "optimismo moderado" de un comienzo ha ido mutando.

Y es que a juicio del convencional de Vamos por Chile, han sido dos los hechos que han mermado en sus buenas expectativas de cara al trabajo de la Convención Constitucional, ambos ocurrido hace sólo una semana: el primero de ellos tiene que ver con la votación del Reglamento de Participación Indígena, el cual había sido abordado en comisión durante algunas semanas, entregando un informe respectivo. No obstante, una indicación a este documento reemplazaba un reglamento por otro.

El segundo hecho dice relación con la aprobación de los plebiscitos dirimentes, donde se autoriza a que los acuerdos de 3/5 de los constituyentes puedan ser sometidos a un plebiscito en caso que la mayoría del pleno esté de acuerdo. Y es que a juicio de quien fuera Intendente Regional de Valparaíso "hay una alteración de la regla de los 2/3", lo que –a su juicio– genera violaciones al acuerdo del 15 de noviembre, al Plebiscito del 20 de octubre de 2020, y a lo acordado por la Convención respecto a mantener el quórum de los 2/3.

Todo esto deriva en un crudo diagnóstico por parte de Raúl Celis Montt: una "Constitución de revancha", que intente ser diametralmente opuesta a la cuestionada Constitución de 1980, lo que para el convencional podría generar que sea constantemente modificada por el Gobierno y Parlamento de turno. A pesar de ello, el abogado de profesión confiesa en diálogo con Puranoticia.cl que tiene esperanzas de que esto no ocurra y que diálogo estimule los consensos para que todos los chilenos se sientan representados por la nueva Carta Magna que se va a redactar.

A poco más de tres meses de la primera sesión de la Convención Constitucional, ¿cómo evalúa el trabajo llevado a cabo por este órgano?

- Yo lo evalúo en forma satisfactoria, aunque algo irregular, especialmente en las últimas dos o tres semanas en las que se produjeron algunos hecho que a mi juicio pueden implicar indicios de problemas más graves para el futuro.

Si bien, la Convención ha tenido algunas dificultades, conocidas por todos, ¿a qué lo atribuye usted: es por ser un órgano nuevo, que recién comienza o hubo un error en la elección de algunos constituyentes?

- La Convención Constitucional ha tenido una serie de dificultades propias de un órgano existente y ha tenido dificultades de todo tipo: primero, logística, en el momento de su instalación, porque me da la impresión que el Gobierno prácticamente se encargó de los trámites iniciales de su instalación, desligándose casi por completo de lo que vendría más adelante, entregando estas responsabilidades a la propia Convención Constitucional. También han habido problemas, sobre todo al inicio, de un contenido político y de un ambiente político muy tenso que afortunadamente con el tiempo fue decantando. 

Usted en su primera respuesta hablaba de problemas en las últimas dos o tres semanas: ¿Cuáles serían estos?

- Los problemas más delicados se han producido con algunas votaciones que no son un buen anticipo de lo que puede ocurrir ahora que vamos a empezar la próxima semana en la redacción de fondo de la Constitución. Esos indicios son, primero, la votación del Reglamento de Participación Indígena, que había sido preparado por una comisión durante varias semanas, entregando un determinado producto. A este reglamento se le hizo una indicación, que firmaron un número importante de convencionales constituyentes, y que constituía reemplazar un reglamento por otro. Evidentemente la indicación fue aprobada y el reglamento completamente reemplazado, o sea el trabajo de varias semanas de una comisión fue reemplazado por un documento que respaldaron la mayor parte de las firmas de los convencionales. Ese síntoma es delicado, porque significa –llevado a las normas constitucionales– que en cualquier momento uno puede esperar una conducta similar, que a pesar de ciertos acuerdos, termine apareciendo un nuevo texto que regula las materias ya acordadas.

¿El tema de los plebiscitos dirimentes es otro de los problemas de los que habla?

- El segundo elemento muy delicado es la aprobación de los plebiscitos dirimentes, porque si bien, esa aprobación puede entenderse que esa votación es condicional, porque está sujeta a la aprobación de reformas constitucionales por parte del Congreso, lo cierto es que autoriza a que los acuerdos de los 3/5 de los convencionales constituyentes puedan ser sometidos a un plebiscito en la medida que la mayoría absoluta del pleno esté de acuerdo. ¿Qué es lo delicado? En la práctica hay una alteración de la regla de los 2/3 y con eso hay varias violaciones simultáneas: primero, se viola el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, que es la base de la reforma constitucional que nos rige; se viola el resultado del plebiscito de octubre de 2020, donde se aprobaron las reglas del juego; y se viola lo que la propia Convención aprobó una semana antes, que era mantener el quórum de los 2/3. Entonces, esta triple violación representa un síntoma que puede ser un muy mal precedente para el futuro.

Usted habla de problemas en las últimas dos o tres semanas, sin embargo se han evidenciado dificultades desde mucho antes. ¿Siente que se ha demonizado un poco a la Convención, sobre todo en redes sociales? ¿A qué lo atribuye?

- Hasta antes de estos dos hechos, había señalado que tenía un optimismo moderado acerca del trabajo de la Convención Constitucional. También había manifestado que, en términos generales, se avanzaba de manera positiva, desde luego con algunas dificultades, respecto del funcionamiento de la Convención y la mesa, que era positivo y me parecía además que existía una cierta mala prensa, especialmente en redes sociales, del trabajo de la Convención. Lamentablemente en las últimas semanas se ha contaminado un poco este juicio que tenía hasta antes de que ocurrieran estos dos hechos.

¿Siente que al tener mayoría la izquierda, se hace más difícil el camino para la derecha o cree que por medio de acuerdos se puedan palmar los principios o visiones de su sector en la Constitución? ¿Será ésta una Constitución de izquierda?

- Lo más probable es que sea una Constitución más bien de izquierda, y eso es natural porque quienes triunfaron en las elecciones fueron los sectores de izquierda, de manera que eso no resulta para nada sorprendente. Lo que sí es importante es que la Constitución sea fruto de grandes acuerdos y consensos, por eso era importante mantener el quórum de los 2/3, porque de lo contrario, si se trata de la imposición de un texto de parte de grupos más extremos, encabezados por el Partido Comunista, que ha tenido un rol relevante en la Convención, a pesar de tener un número ínfimo de convencionales, la Constitución correrá el riesgo de ser modificada tan pronto cambien las mayorías circunstanciales del momento. En otros términos: si terminamos con una Constitución de revancha, con una Constitución que intente ser lo opuesto a la Constitución de 1980, creo yo que lo que va a ocurrir es que su vigencia va a ser breve y las modificaciones van a introducirse a poco recorrido del texto. Yo espero que eso no ocurra y confío en que en el diálogo se estimulen los consensos y tengamos una Constitución donde todos los chilenos nos sintamos acogidos y no para un determinado sector político.

Me llama la atención ese término que utilizó de «Constitución de revancha». Háblenos de ello.

- Claro, lo que ocurre es que durante los últimos años se ha criticado mucho a la Constitución de 1980, que en realidad es la Constitución de 2005, con las reformas introducidas en el Gobierno de Ricardo Lagos. Pero ha existido de parte de un sector de la izquierda un torpedeo constante a la Constitución política, acusándola de todos los males que pueden ocurrir en el país, cuestión que es absolutamente absurda. Una Constitución no tiene la culpa ni puede tenerla, por sentido común, de los problemas que puedan existir. Uno de los riesgos que siempre ha tenido este proceso es que la nueva Constitución se transforme en una especie de venganza, de revancha a la actualmente vigente. Esos riesgos se acentúan en la medida que ocurra lo mismo que se le critica a la de 1980, que se vaya deslegitimando. Sin dudas, hechos como los ocurridos las últimas semanas (plebiscitos dirimentes y aprobación, vía indicación, del Reglamento de Participación Indígena) son fenómenos que afectan a la legitimidad de la nueva Constitución, por lo tanto corremos el riesgo de tener una Constitución de revancha y con los mismos vicios que criticaron a la Constitución de 1980.

Usted conoce muy bien a la región de Valparaíso: ¿Qué debieran esperan los habitantes de esta zona de la Constitución, más allá de los temas que le afectan a todo el país?

- Uno de los aspectos que yo creo que la Constitución va a impulsar fuertemente es el de la descentralización y diversos grados de autonomía. Si uno revisa las materias que le van a corresponder analizar a la Comisión de Descentralización, que es una de las siete permanentes, se da cuenta o puede notar que es una materia que será abordada en profundidad y respecto de la cual existe numeroso interés de participar, no sólo de los convencionales, sino que de muchos centros de estudio. Entonces, esta Constitución que será redactada mayoritariamente por convencionales de regiones, creo que introducirá modificaciones relevantes en lo que se refiere a la descentralización política, administrativa y financiera.

¿Cómo proyecta usted las elecciones parlamentarias del 21 de noviembre en la región de Valparaíso? ¿Para qué está la centro derecha en el Distrito 7: deben aspirar a mantener los tres cupos o cree que pueden pelear por cuatro o cinco? 

- Yo creo que son elecciones difíciles para el sector de centro derecha. La centro derecha tuvo una derrota muy importante en las elecciones del 15 y 16 de mayo, especialmente en la de convencionales. Ha tenido también la mala suerte de estar en el Gobierno en un período donde ha habido una pandemia mundial que ha golpeado casi sin excepción a todos los gobiernos del mundo. Si uno revisa las elecciones de diversos países va a poder notar que en la gran mayoría de los casos triunfó la oposición a los gobiernos de turno. Entonces la pandemia, sumado a los resultados electorales de mayo y a una gestión del Gobierno –en el mejor de los casos– discreta, hace presumir que el resultado parlamentario no será bueno para la centro derecha.

¿Se la juega con algún número? ¿Cree que en el Distrito 7 mantienen los tres Diputados que tienen o cree que cambiará la cifra?

- Yo espero que en el Distrito 6 (zona interior de la región de Valparaíso) la centro derecha en su conjunto, digo "en su conjunto" porque es posible que ingrese algún representante de Republicano, va a obtener tres cupos. Y en el Distrito 7 (zona costera de la región de Valparaíso) me parece que un buen resultado sería también mantener tres cupos.

Por último, nos gustaría conocer su opinión sobre la Elección Presidencial. ¿Está muy cuesta arriba el camino para su candidato Sebastián Sichel y cómo analiza usted el factor Kast en estos comicios?

- Comencemos con el factor Kast primero: como señalé hace un rato, por diversas circunstancias, entre ellas la pandemia y después una reivindicación mundial respecto de los deerechos de los pueblos indígenas, una revisión respecto de lo que fue la colonización por parte de los países europeos en América, se ha ido produciendo una polarización en nuestra sociedad, la que inicialmente era exagerada o aumentada por las redes sociales y los medios, o sea no era tan real. Pero indudablemente hoy sí se ha transformado en una polarización, en un hecho de la causa, y esa polarización favorece siempre a los candidatos de los extremos. En este caso, el crecimiento del candidato Kast se debe a la polarización que ha habido en la sociedad chilena, cuestión que me parece delicada como síntoma, porque las polarizaciones en los países nunca llevan a buen resultado.

Desprendo de sus palabras que el candidato José Antonio Kast es de extrema derecha para usted...

- José Antonio Kast es una persona democrática, al igual que Gabriel Boric, que son respetuosos de la democracia, a diferencias del Partido Comunista que no sólo no respeta la democracia sino que siente desprecio por la democracia representativa. Creo que ambos son democráticos, pero representan posiciones bastante más extremas que las que hemos tenido los últimos 30 años en el Gobierno, y esas posiciones más extremas no son a mi juicio las más ideales para sacar adelante a un país, porque esto se logra en base a consensos, a grandes acuerdos y las polarizaciones las dificultan. Pero no tengo duda de la vocación democrática de José Antonio Kast.

¿Y cómo ve la campaña de Sebastián Sichel actualmente?

- La campaña de Sebastián Sichel, indudablemente, está pasando por momentos difíciles, con numerosos ataques, pero la política es así. Siempre los candidatos deben saber que están expuestos a críticas de toda índole; algunas podrán ser justas y otras que no. A él lo han criticado por aspectos familiares, por aspectos de financiamiento político, lo han criticado por haber cambiado de partidos durante su carrera. Lo han atacado sistemáticamente, y eso ha ocurrido porque se le veía como un candidato peligroso y moderado que podía triunfar en la Elección Presidencial de noviembre. Hoy esas opciones han disminuido, entre otras razones, por la polarización que se ha ido produciendo en nuestro país y que le conviene a la izquierda, y a la que ha contribuido mucho el Partido Comunista, al igual que la violencia y el narcotráfico, que han ido aumentando en el país, especialmente en La Araucanía. La falta de seguridad ciudadana ha sido, sin lugar a dudas, una de las grandes deudas del Gobierno de Sebastián Piñera en su segunda administración.

PURANOTICIA

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