Sábado 2 de noviembre de 2019 09:53

La columna de Jaime Perry: #fueraSharp Valparaíso despertó y el síndrome del vidrio roto del alcalde tiene los días contados

Poco a poco se acabará la tolerancia 100 que ha tenido el Gobierno y el diario de papel con la actual administración de Valparaíso.

Ciertamente hemos escuchado de la Tolerancia Cero instalada por el Alcalde Rudolph Giuliani (1994) en Nueva York, fui testigo presencial de ambas realidades, el antes y el después, pero no pretendo dar mi opinión de aquello en este momento, solo hacer una reflexión;

El año 1969, la Universidad de Stanford realizó un experimento de "Psicología Social". Dejó dos autos idénticos abandonados, uno en la zona pobre y conflictiva del Bronx en Nueva York y el otro en Palo Alto, zona rica y tranquila de California, a miles de kilómetros de distancia. El auto en el Bronx fue "saqueado" en pocas horas, todo lo aprovechable se lo llevaron y lo que no pudieron llevarse lo incendiaron. El auto en Palo Alto resultó intacto.

Podrá colegirse que las causas del delito son atribuibles a la pobreza del barrio, pero no. El experimento siguió. Después de una semana los investigadores decidieron romper un vidrio del vehículo en Palo Alto y el robo, el saqueo y la violencia desató el mismo proceso que en el Bronx. No se trata de pobreza, sino de psicología humana y relaciones sociales.

El reciente estallido de violencia y saqueo en Chile, fue diferente al ocurrido en Valparaíso, aquí además de supermercados y grandes cadenas de tiendas, el saqueo se ensañó con pequeños emprendedores, haciendo blanco específico en el comercio establecido atendido por pequeños y medianos comerciantes, gente trabajadora que gota a gota han logrado levantar sus establecimientos, con un sacrificio humano de trabajo y constancia, sumados empleados y empleadores en dicho esfuerzo, comunión de la cual el Alcalde Sharpno ha ejercido la práctica y más claro aún, la odia por que no se someten a su ideología política.

 

Ciertamente Sharp ha sido el artífice, vía la permisibilidad de la suciedad en la ciudad, vía la invasión de las veredas, el rayado delictual y masivo de edificiosy fachadas, el no atacar explícitamente el narcotráfico, por esas y muchas otras omisiones de deberes propios de un alcalde, ha generado el "síndrome del vidrio roto", como el experimento de Palo Alto.

El "vidrio roto" de Sharp, ha transmitido exitosamente la idea del deterioro endémico, desinterés por el vecino, abominación por el bien común y ha logrado con ello destruir los códigos de convivencia urbana, instalar una ciudad sin ley ni castigo, sin normas ni reglas, que van dejando la sensación de que romper, robar, insultar, corromper, destruir, masacrar el esfuerzo, el emprendimiento y la ciudad, es gratis. Pero no lo es. Alguien deberá pagar; Ud. Sr. Sharp, se le comenzó a pasar la cuenta!, las redes sociales ya están hablando y en forma espontanea y no concertada como usted lo hace han gritado fuerte en más de 40 mil tweets #fueraSharp.

Si una comunidad desarrolla tales signos de deterioro, los que son manifiestos en Valparaíso, y ello no le importa a la autoridad municipal y que por derivación no reacciona con toda la fuerza que le concede la ley y también los otros agentes sociales, como son los medios de comunicación y el propio estado, tratando de mostrarse complacientes y tolerantes "con los tiempos" o "vergüenzas históricas, que les son ajenas pero que se las han atribuido y de las cuales hasta piden perdón", deberán aceptar que de esa forma se germinan los delitos, las pequeñas faltas, los delitos cada vez mayores y faltas cada vez más graves. Si la gente de bien abdica a los espacios urbanos, tales espacios serán ocupados por delincuentes, inevitablemente.

No se entiende en Valparaíso la actitud del gobierno al mostrarse tan complaciente con la gestión del "vidrio roto" de Sharp, "prestarle tanta ropa, hasta tratarlo de su regalón", a este representante de una ideología anárquica marxista que con minorías ridículas logra controlar y desestabilizar el orden y la gobernanza de esta ciudad, como ninguna otra en el país, que a vista y paciencia de todo el vecindario, recorre la ciudad animando bingos para llamar a la gente a quienes denuesta con su lenguaje y actitud al inculcarles la exigencia de asamblea constituyente, como si aquello fuera la primera necesidad de nuestros vecinos, desmereciendo al mismo tiempo las verdaderas demandas y abocando su labor a promover su ideología y no los intereses que demanda la comuna por el bien común de los vecinos y particularmente nuestros comerciantes establecidos que, propio de dicha anarquía, han sufrido la desgracia de tenerlo como alcalde con los resultados que se tienen a la vista. No se entiende esta tolerancia 100 del Gobierno. No se entiende la falta de visión y entendimiento que desde esta ciudad, éste alcalde, tiene la intención de desestabilizar al gobierno, ridiculizarlo internacionalmente, destruyendo el esfuerzo de posicionamiento de Chile en el mundo y que su fin último no son las demandas legítimas sino que el Gobierno caiga, con objetivos obvios. En Valparaíso no queremos gritar "Viva la tolerancia", nuestro grito es "Vivan Valparaíso y su Gente".

El Mercurio de Valparaíso, orgullo nacional de historia periodística ya casi bicentenaria, decano en América, con cuyo gerente tuve el agrado de dialogar en un café de Plaza Aníbal Pinto, sobre el grave daño, por casi $300 Millones, que sufrió su irremplazable edificio histórico, ícono arquitectónico porteño, también ha sufrido el síndrome del "vidrio roto de Sharp"; tanto en su fachada producto de la "manifestación Ciudadana del Lumpen Porteño" que incendió su primer piso, como su cara posterior con rayados y pinturas que ya no deja ver el edificio, patio de drogadictos, maleantes y traficantes y juventud drogándose a vista y paciencia de vecinos, menores de edad y turistas, mostrando escenas decadentes de una ciudad en ruinas.

 

Tampoco logro entender como en sus publicaciones, con algunas excepciones, también con tolerancia 100, puede generar por ejemplo en su edición del 1° de noviembre una nota de humor patética, de mal gusto, desatinada y morbosa respecto de la tragedia de los saqueos en Valparaíso, y se rinden en sus páginas a dar espacio, no a las demandas legítimas de los ciudadanos y apoyo al comercio porteño que sufrió la devastación más grande de la historia del puerto desde el bombardeo por naves españolas (Marzo de 1866),ni una sola mención o señales de aliento a los miles de desempleados, a la cesantía, a las familias porteñas, a las fuerzas de seguridad que nos protegieron, sino por el contrario dan rienda suelta con su redacción a los intereses políticos que sostienen al peor alcalde que recuerde la historia porteña, hoy especializándose en cantar bingos y parecen ser su principal aliado comunicacional dando tribuna a sus consignas políticas que en nada representan los intereses de la ciudad.

¿Qué le pasa al Gobierno? ¿Qué le pasa al Mercurio Valparaíso? ¿Estamos frente a una extorsión política que no salen a reprimir la mentira, el cabildeo con la verdad y sin temor? ¿Hasta cuándo se protege la desinformación? ¿Nace esto desde el interior de los medios de comunicación? ¿Hemos vuelto a los tiempos de "Goebbels" o de "La Glavlit"? ¿Se seguirán protegiendo los vidrios rotos de Sharp?

Valparaíso ya dijo basta y creo que es tiempo de terminar con tolerancia 100 y con la buena enseñanza de poner la otra mejilla que ya está lo suficientemente ofendida y no resiste más golpes. Como me enseñó mi abuelo; "si pones muy seguido las mejillas para ser abofeteado, terminarás poniendo a disposición las nalgas, "y eso es otra cosa", atina".

PURANOTICIA

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