Jueves 22 de julio de 2021 21:07
Noruega conmemora el décimo aniversario del mayor atentado de su historia reciente
Noruega vivió su peor día desde la Segunda Guerra Mundial, luego de que Anders Behring Breivik, ultraderechista e islamófobo noruego, asesinara a 77 personas en dos atentados en Oslo y la isla de Utoya.
Oslo, Noruega, 22 de julio de 2011. La tarde apacible de verano se rompe cuando un carro bomba explota en el distrito gubernamental.
Conmoción, confusión y un balance de ocho muertos. Noruega no está acostumbrada a eso.
El autor del atentado, Anders Breivik, se traslada en medio del caos a la isla de Utøya, a unos 40 kilómetros de la capital.
Allí, 650 jóvenes y adolescentes participan en un campamento de verano de las juventudes del Partido Laborista.
Breivik se hace pasar por policía y agrupa a varios jóvenes con la excusa de calmarles tras las noticias que llegaban de la capital.
Pero de repente empuña su arma y los tirotea. En poco más de una hora mata a 69 personas, en una "cacería" a través del pequeño islote. Al llegar la policía, se rinde.
Ha pasado una década y las heridas de lo ocurrido el 22 de julio de 2011 aún están presentes en el país escandinavo.
En este tiempo, la periodista Asne Seierstad ha investigado la vida de Breivik y sus víctimas, y el impacto de los atentados en la sociedad noruega. Parte de su investigación está recogida en el libro One of us ("Uno de los nuestros"), publicado en 2015.
El día del ataque, Breivik publicó un manifiesto en internet en que exponía sus ideas nacionalistas, neonazis, antiislam, antiinmigración y antimarxistas. Hoy en día cumple una condena de 21 años de prisión por terrorismo y asesinato premeditado, la mayor pena que existe en el país, aunque puede quedar recluido indefinidamente si lo dictamina la justicia.
Cambió su nombre en 2018 a Fjotolf Hansen. Jamás se ha mostrado arrepentido de sus crímenes.
Seierstad y otros críticos vinculan las ideas radicales de Breivik a la retórica del Partido del Progreso, la formación de extrema derecha noruega.
PURANOTICIA // BBC MUNDO