Jueves 21 de octubre de 2021 13:50
La filtración que revela el lobby de gobiernos por modificar un informe clave sobre cambio climático antes de la COP26
La filtración revela que Arabia Saudita, Japón, Australia, Argentina y Brasil se encuentran entre los países que piden a la ONU que minimice la necesidad de dejar de usar rápidamente de los combustibles fósiles.
Una gran filtración de documentos muestra cómo algunos países están tratando de cambiar un informe científico fundamental sobre cómo abordar el cambio climático.
La filtración revela que Arabia Saudita, Japón, Australia, Argentina y Brasil se encuentran entre los países que piden a la ONU que minimice la necesidad de dejar de usar rápidamente de los combustibles fósiles.
También muestra que algunas naciones ricas están cuestionando pagar más a losestados más pobres para ayudarlos a adoptar el uso de tecnologías de energías más limpias.
Estas gestiones de cabildeo plantean interrogantes para la cumbre climática COP26, prevista para realizarse en Glasgow en noviembre.
La filtración muestra que los países difieren de las recomendaciones de la ONU, pocos días antes de que se les pida que asuman compromisos significativos para frenar el cambio climático y mantener el calentamiento global en 1,5 grados.
Los documentos filtrados consisten en más de 32.000 presentaciones escritas realizadas por gobiernos, empresas y otras partes interesadas al equipo de científicos que compila el informe de la ONU diseñado para reunir la mejor evidencia científica sobre cómo abordar el cambio climático.
Estos "informes de evaluación" son elaborados cada seis o siete años por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el organismo de la ONU encargado de evaluar la ciencia del cambio climático.
Los gobiernos utilizarán el informe para decidir qué acciones se necesitan para abordar el cambio climático y será un documento crucial para las negociaciones en la conferencia de Glasgow.
La autoridad de estos informes se deriva en parte del hecho de que prácticamente todos los gobiernos del mundo participan en el proceso para elaborarlos y llegar a un consenso.
Los comentarios de los gobiernos que ha leído la BBC están orientados de forma abrumadora en un sentido constructivo y con miras a mejorar la calidad del informe final.
El lote de comentarios y el último borrador del informe se entregaron al equipo de periodistas de investigación de Greenpeace Reino Unido, Unearthed, que se los facilitó a BBC News.
Combustibles fósiles
La filtración muestra que varios países y organizaciones argumentan que el mundo no necesita reducir el uso de combustibles fósiles tan rápido como recomienda el borrador actual del informe.
Un asesor del Ministerio de Petróleo de Arabia Saudita exige que "frases como 'la necesidad de acciones de mitigación urgentes y aceleradas a todas las escalas...' deberían eliminarse del informe".
Un alto funcionario del gobierno de Australia rechaza la conclusión de que es necesario cerrar las centrales eléctricas de carbón, a pesar de que poner fin al uso de carbón es uno de los objetivos declarados de la conferencia COP26.
Arabia Saudita es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y Australia es el principal exportador de carbón.
Un científico senior del Instituto Central de Investigación de Minería y Combustibles de India, que tiene fuertes vínculos con el gobierno de ese país, advierte que es probable que el carbón siga siendo el pilar de la producción de energía durante décadas debido a lo que describen como los "tremendos desafíos" del suministro de electricidad asequible.
India ya es el segundo mayor consumidor mundial de carbón.
Varios países argumentan a favor de tecnologías emergentes -que actualmente son costosas- diseñadas para capturar y almacenar el dióxido de carbono permanentemente de forma subterránea.
Arabia Saudita, China, Australia y Japón, todos grandes productores o usuarios de combustibles fósiles, así como la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), apoyan la captura y almacenamiento de carbono (CAC).
Se afirma que estas tecnologías CAC podrían reducir drásticamente las emisiones de combustibles fósiles de las centrales eléctricas y de algunos sectores industriales.
Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, solicita a los científicos de la ONU que eliminen su conclusión de que "el enfoque de los esfuerzos de descarbonización en el sector de los sistemas energéticos debe estar en cambiar rápidamente a fuentes de cero carbono y en eliminar activamente los combustibles fósiles".
Argentina, Noruega y la OPEP también están en desacuerdo con la declaración. Noruega argumenta que los científicos de la ONU deberían contemplar la posibilidad de la CAC como una herramienta potencial para reducir las emisiones de combustibles fósiles.
El borrador del informe acepta que la CAC podría desempeñar un papel en el futuro, pero indica que hay incertidumbres sobre su viabilidad.
Dice que "existe una gran ambigüedad sobre en qué medida los combustibles fósiles con CAC serían compatibles con los objetivos de reducir el calentamiento global a los objetivos de 2 ºC y a 1,5 ºC", según lo establecido por el Acuerdo de París.
Australia solicita a los científicos del IPCC que eliminen una referencia al análisis del papel desempeñado por los grupos de presión de los combustibles fósiles en la dilución de las acciones sobre el clima en Australia y Estados Unidos.
La OPEP también pide al IPCC que "elimine [la frase] 'el activismo de los grupos de presión, protegiendo los modelos comerciales de extracción de rentas, evita la acción política'".
Cuando se le preguntó acerca de sus comentarios al borrador del informe, la OPEP le dijo a la BBC:
"El desafío de abordar las emisiones tiene muchos caminos, como lo demuestra el informe del IPCC, y debemos explorarlos todos. Necesitamos usar todas las energías disponibles, así como una solución tecnológica limpia y más eficiente para ayudar a reducir las emisiones, garantizando que nadie se quede atrás".
Ciencia imparcial
El IPCC dice que los comentarios de los gobiernos son fundamentales para su proceso de revisión científica y que sus autores no tienen la obligación de incorporarlos en los informes.
"Nuestros procesos están diseñados para protegernos de los grupos de presión, de todos los sectores", dijo el IPCC a la BBC.
"El proceso de revisión es (y siempre ha sido) absolutamente fundamental para el trabajo del IPCC y es una fuente importante de la solidez y credibilidad de nuestros informes", agregó.
La profesora Corinne le Quéré de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), una destacada científica del clima que ayudó a compilar tres informes importantes para el IPCC, no tiene dudas sobre la imparcialidad de estos informes.
Ella dice que todos los comentarios se juzgan únicamente sobre la base de la evidencia científica, independientemente de su procedencia.
"No hay absolutamente ninguna presión sobre los científicos para que acepten los comentarios. Si los comentarios son una acción de cabildeo, si la ciencia no los justifica, no se integrarán en los informes del IPCC", dijo a la BBC.
Agregó que es importante que expertos de todo tipo, incluidos los gobiernos, tengan la oportunidad de revisar la ciencia.
"Cuanto más se analizan los informes, más sólidas van a ser las pruebas al final", señala Le Quéré.
Christiana Figueres, la diplomática costarricense que supervisó la histórica conferencia climática de la ONU en París en 2015, está de acuerdo en que es crucial que los gobiernos sean parte del proceso del IPCC.
"La voz de todos tiene que estar ahí. Ese es todo el propósito. Este no es un solo hilo. Este es un tapiz tejido por muchos, muchos hilos", indica.
Naciones Unidas fue galardonada con el Premio Nobel en 2007 por el trabajo del IPCC sobre ciencia climática y el papel crucial que ha desempeñado en el esfuerzo por abordar el cambio climático.
Menos carne
Brasil y Argentina, dos de los mayores productores de productos cárnicos y cultivos de alimentos para animales en el mundo, argumentan firmemente en contra de la evidencia en el borrador del informe de que es necesario reducir el consumo de carne para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El borrador del informe afirma que "las dietas a base de plantas pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 50% en comparación con la dieta occidental media". Brasil dice que esto es incorrecto.
Ambos países piden a los autores que eliminen o cambien algunos pasajes del texto que se refieren a "dietas basadas en plantas" que desempeñan un papel en la lucha contra el cambio climático, o que describen la carne de res como un alimento "con alto contenido de carbono".
Argentina también pidió que se eliminen del informe las referencias a los impuestos sobre la carne roja y a la campaña internacional "Lunes sin carne", que insta a las personas a renunciar a la carne por un día.
La nación sudamericana recomienda "evitar la generalización sobre los impactos de las dietas a base de carne en las opciones bajas en carbono", argumentando que hay evidencia de que las dietas a base de carne también pueden reducir las emisiones de carbono.
Sobre el mismo tema, Brasil dice que "las dietas a base de plantas no garantizan por sí mismas la reducción o el control de las emisiones relacionadas" y sostiene que el foco del debate debería estar en los niveles de emisiones de los diferentes sistemas de producción, más que en los tipos de alimentos.
Brasil, que ha experimentado aumentos significativos en la tasa de deforestación en la Amazonía y algunas otras áreas forestales, también cuestiona una referencia a que esto es resultado de cambios en las regulaciones gubernamentales, alegando que esto es incorrecto.
Dinero para los países más pobres
Un número significativo de los comentarios de Suiza están dirigidos a enmendar partes del informe que argumentan que los países en desarrollo necesitarán apoyo, particularmente apoyo financiero, de los países ricos para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.
En la conferencia climática de Copenhague en 2009, se acordó que las naciones desarrolladas proporcionarían US$100.000 millones al año en financiación climática para los países en desarrollo para 2020, un objetivo que aún no se ha cumplido.
Australia hace una argumentación similar a la de Suiza. Dice que las promesas climáticas de los países en desarrollo no dependen todas de recibir apoyo financiero externo.