Jueves 25 de enero de 2024 21:51

Relatores de la ONU acusaron a Israel de estar usando la comida "como un arma de guerra contra la población palestina"

De las personas en el mundo que se enfrentan a hambruna o hambre catastrófica, el 80% está en Gaza, según ocho relatores de la ONU.

Además del peligro de muerte o heridas por los bombardeos israelíes, la población de Gaza enfrenta -según agencias de ayuda- otro grave riesgo: la hambruna.

Según la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC por sus siglas en inglés), una iniciativa de Naciones Unidas y otras agencias de ayuda que analiza la gravedad de crisis de seguridad alimentaria en el mundo, más de medio millón de personas en Gaza se encuentran en la fase 5, la que establece "condiciones catastróficas", la más grave de riesgo de hambruna.

La fase 5 se caracteriza por “hogares que experimentan una falta de alimentos extrema y agotamiento de sus capacidades de afrontar la situación”.

En un comunicado conjunto, ocho relatores de la ONU acusaron a Israel de “destruir el sistema de alimentos de Gaza y usar la comida como un arma contra la población palestina”.

El comunicado señala que de las personas en el mundo que se enfrentan a hambruna o hambre catastrófica, el 80% está en Gaza.

La BBC pidió al Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel una reacción al comunicado de los relatores, y el gobierno israelí respondió con una declaración emitida por su embajada en Ginebra.

En ella, Israel dice que “está en guerra con Hamás y no con el pueblo palestino” y señala que “afirmar que Gaza constituye ahora el 80% de quienes enfrentan hambruna en todo el mundo no es más que desinformación descarada”.

A más de 100 días del inicio de la ofensiva israelí en la franja, los ataques aéreos y terrestres mataron, según el Ministerio de Salud de Gaza, a más de 25.000 personas, incluyendo más de 10.000 niños, además de dejar cerca de 60.000 heridos.

Israel lanzó su ofensiva tras los ataques de Hamás del 7 de octubre que mataron a cerca de 1.200 personas en el sur de Israel, según autoridades israelíes. Más de 100 de los 240 rehenes que fueron secuestrados y llevados a Gaza siguen en cautiverio.

BBC Mundo habló con una de las relatoras de Naciones Unidas que firmó el comunicado acusando a Israel de usar la comida como arma de guerra, la abogada de derechos humanos colombiana Paula Gaviria Betancur, relatora de la ONU para los derechos de los desplazados internos.

En su declaración, los relatores de la ONU dicen que “todas las personas en Gaza tienen hambre y la hambruna es inminente”. ¿Puede hablarnos de la situación en el terreno?

La situación en Gaza es tal vez la crisis humanitaria más grave que hemos tenido que presenciar en los tiempos recientes porque se agrava todos los días a un ritmo nunca antes visto.

Vemos el conteo de muertos, el conteo de heridos, el conteo de desplazados y ahora el conteo de personas con hambre creciendo cada vez que te levantas o que abres el computador, frente a nuestras narices, como decimos en español.

La situación es crítica. No hay ningún tipo de cuidado, ni protección ni garantía frente a la población civil.

Cuando Israel dio a la población 24 horas para evacuar al sur en octubre, ahí nos empezamos a dar cuenta que la protección a la población civil era nula.

La falta de acceso a ayuda, las pocas oportunidades que se han abierto para la entrada de camiones y la dificultad para que llegue la ayuda a la par de los constantes bombardeos, además de las afectaciones a los hospitales, pues todo esto hace que la vida en Gaza sea imposible.

Carpas en Rafah, en el sur de Gaza, en medio del invierno. La gran mayoría de los 2,3 millones de Gaza debieron huir de sus hogares en medio de una destrucción generalizada.

El IPC dijo en su última evaluaciónsobre Gaza que más de medio millón de personas están ya en fase 5 de hambre catastrófica. ¿Podría hablar específicamente del acceso a alimentos?

Lo que nos dicen las personas en terreno y las agencias humanitarias es que hoy en día toda persona que habita la Franja de Gaza se acuesta con hambre, que los padres, las madres, tienen que escoger entre comer ellos o comer sus hijos.

Varios expertos de la ONU llevamos alrededor de diez pronunciamientos desde que empezaron estos ataques y estas agresiones por parte de Israel.

Y quiero aclarar que obviamente, tal como dijimos al principio, y lo seguimos haciendo cada vez que nos pronunciamos, deploramos el ataque de Hamás y exigimos la liberación de los secuestrados.

Porque ahí también hay personas y familias sufriendo y se están violando también sus derechos humanos. Quería aclarar esto.

Los expertos en la materia dicen que de los diferentes estudios que se han hecho sobre riesgos de hambruna, sobre todo en países de África, algunos de América Latina, nunca se había visto una crisis o un riesgo de llegar a hambruna de esta magnitud y severidad, y que creciera tan rápido.

La población de Gaza es de 2,3 millones de personas, y ya estamos llegando a dos o más millones de personas, casi 90% de la población, que está desplazada, que está reducida a una cuarta o tercera parte de la franja, totalmente hacinada en condiciones precarias de falta de salubridad y de higiene y de acceso a alimentación.

Entonces, el IPC lo que quiere es alertar, porque cuando ocurre la hambruna ya es muy tarde y por eso marca estas cinco fases para prevenir y actuar con urgencia.

¿Cuál es la situación de los niños? UNICEF advirtió que el número de niños menores de 5 años con diarrea se disparó en una semana de unos 48.000 a más de 70.000, o sea, a diario más de 3.000 niños de esa edad pasan a tener diarrea.

Hay toda posibilidad, lo ha dicho UNICEF, de que el hambre ya está generando, sobre todo en los niños, un retraso en el crecimiento.

O sea, el impacto en muchos niños y niñas de Gaza es ya irreversible, porque sus condiciones de malnutrición les están impidiendo desarrollarse plenamente, como lo podría hacer cualquier niño de su edad.

En el comunicado decimos que al menos 335.000 niños y niñas menores de cinco años estarían en riesgo de grave malnutrición. Y eso genera una vulnerabilidad de estos niños a enfermedades como la diarrea y, ahora en invierno, enfermedades pulmonares respiratorias.

Por la crisis hospitalaria, ya que apenas 12 o 13 de los 36 hospitales de Gaza siguen más o menos funcionando con todas las precariedades, esos niños no pueden ser atendidos porque hay que atender a los heridos, a la gente que está sumamente grave.

También está todo un tema de salubridad pública frente a la imposibilidad de enterrar los cuerpos, la falta de agua para la higiene para todo el tema de excretas. Si a toda esta situación se le añade ahora el tema del hambre, los riesgos para la salud y para la vida aumentan.

Los relatores señalan que Israel “está destruyendo el sistema alimentario de Gaza y utilizando los alimentos como arma contra el pueblo palestino”. ¿En que se basan para esa afirmación?

Nostros hablamos de lo que evidencian los hechos, de lo que estamos viviendo todos los días, porque gracias a periodistas que están asumiendo riesgos impresionantes en su propia vida y a la gente que está reportando como puede la situación ante el bloqueo de comunicaciones, estamos recibiendo información que nos permite ver que, efectivamente, la gente está acostándose con hambre.

Vemos la falta de acceso a los medios de producción, a poder seguir pescando, cultivando la tierra, la falta de acceso a lo básico para comer que tenían antes, la falta de agua o de gasolina para poder cocinar. Son hechos.

Y el tema de los hospitales y obviamente de los muertos y los heridos son hechos que vemos y que se están documentando día a día.

Entonces lo que decimos los relatores es que Israel, al estar destruyendo el sistema de alimentación de Gaza, está usando la comida como una arma de guerra contra la población palestina.

Esto, sumado a los bloqueos y la falta de acceso a la ayuda humanitaria, constituye un crimen de guerra según el Estatuto de Roma y los Protocolos adicionales de las Convenciones de Ginebra.

Los relatores no somos los jueces, nosotros observamos y le ponemos a las cosas el nombre que el derecho internacional prescribe en los diferentes protocolos y estatutos.

Y hay que destacar que antes del 7 de octubre la mayor parte de la población de Gaza ya dependía de la ayuda humanitaria, y se había impuesto a la Franja de Gaza un bloqueo de 17 años.

Una madre prepara lo que puede para su familia en Rafah.

En su comunicado, los ocho relatores de la ONU afirman que “Israel está destruyendo y bloqueando el acceso a las tierras de cultivo y al mar”. Citan “informes recientes de que desde el 7 de octubre cerca del 22% de las tierras agrícolas en el norte de Gaza han sido arrasadas por las fuerzas israelíes”. Y mencionan informes de que Israel ha destruido “aproximadamente el 70% de la flota pesquera de Gaza”…

No solamente Israel con sus ataques aéreos y terrestres está destruyendo los lugares de habitación, los lugares públicos.

Ya lo dije en mi pronunciamiento inicial de octubre cuando Israel dio la orden de evacuación. Según el Derecho Internacional Humanitario, esas evacuaciones constituían traslados forzados de la población, no eran evacuaciones que tuvieran en cuenta a la población ni el deber de precaución ni la proporcionalidad que se exige para que sean evacuaciones legales.

En este caso son arbitrarias, ilegales, no cuentan con la voluntad de las personas, además las personas que evacuan no tienen casa a la cual regresar pues han sido en su mayoría destruidas.

La falta de protección a la población y los ataques indiscriminados afectan además todo lo que esté cerca. Y ahí están todos los medios de producción, las bodegas donde se guardan los alimentos están destruidas, las máquinas con las que se procesan los alimentos están destruidas.

Además, entiendo que hay una afectación de la tierra también por los bombardeos, por todo lo que implica los remanentes de guerra, que son profundamente contaminantes. Y eso será otra cosa que habrá que medir después: las afectaciones ambientales.

BBC Mundo pidió al Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel una respuesta al comunicado de los relatores de la ONU. El Ministerio respondió con una declaración emitida por la embajada de Israel en Ginebra que dice:

“783 millones de personas padecen hambre crónica en todo el mundo. Afirmar que Gaza constituye ahora el 80% de quienes enfrentan la hambruna en todo el mundo no es más que desinformación descarada”. ¿Qué responde usted?

Al hablar de más de 780 millones de personas con hambre crónica, ellos están haciendo referencia a un reporte que se saca anualmente sobre la seguridad alimenticia, el State of Food Insecurity Report, un reporte que sacan la FAO y diferentes organizaciones del mundo para medir qué tanto estamos logrando cumplir el objetivo de desarrollo sostenible de cero hambre.

Y ahí el indicador que usan es la prevalencia de malnutrición. Es un estimativo de la proporción de la población cuyo consumo habitual de alimentos es insuficiente para proveer la energía dietaria que se requiere para mantener una vida saludable.

Nosotros, al decir en nuestro comunicado que de las personas que enfrentan hambre catastrófica en el mundo el 80% está en Gaza, nos referimos a los datos del IPC, que mide el riesgo de hambruna.

La respuesta de Israel se está refiriendo a otra cosa. No son medidas comparables.

Para el IPC, cuando se está en la fase 5 es cuando los hogares están en una extrema carencia de comida, después de haber tratado de buscar resolver la situación. O sea, lo trataron todo, y a pesar de eso, siguen en una extrema ausencia de comida y los riesgos de hambruna, de muerte, son evidentes.

Además, debido a la escasez se incrementaron los precios y la gente no tiene dinero para comprar lo que hay porque los costos están totalmente elevados.

Entonces lo importante acá es que hay un riesgo de hambruna.

Y yo en mi vida como defensora de derechos humanos he entendido que la prevención es prioritaria, que las cosas no tienen que llegar a un extremo en donde se decrete que ya no hay nada que hacer. Con Gaza estamos en ese límite. Hay que actuar ya antes que sea demasiado tarde.

En su respuesta a los relatores de la ONU, Israel también señala también que “antes del 7 de octubre ingresaban a Gaza un promedio de 70 camiones con comida diarios, y en las últimas dos semanas han ingresado un promedio de 109 camiones con comida”.

El secretario general de Naciones Unidas lo dijo ya al principio, cuando no había ninguna entrada de ayuda. Dijo que antes del 7 de octubre entraban de manera regular al menos 500 camiones de ayuda diarios a Gaza. Eso ya está establecido. Esa es la realidad que se vivía antes.

En esos 500 camiones se incluían obviamente alimentos, medicinas.

Y además el acceso ahora es un acceso que tiene muchas restricciones. Los camiones tienen que someterse a revisiones por parte del ejército, hay una serie de implementos que no pueden entrar, hay muchísimas restricciones y demoras, cuando la ayuda humanitaria se necesita en forma urgente.

Entonces, la poca ayuda que llega no es una ayuda rápida, ni sin restricciones, y claramente es insuficiente.

Los relatores afirman que Israel “está imponiendo consciente e intencionalmente…una alta tasa de enfermedades… y desnutrición”. ¿En que se basan para hablar de intencionalidad?

Nosotros como relatores nos basamos en la información que nos llega de los agentes humanitarios en terreno. Y buscamos corroborar la información que nos llega con diferentes fuentes para poder nosotros decir lo que decimos.

Y entonces aquí son hechos los que nos demuestran la destrucción de hospitales, de todo lo que tiene que ver con el acceso a la salud, con el acceso a la alimentación, con la posibilidad de acceder a medios de vida.

Es lo que yo he dicho también en varios comunicados: hay una falta de protección a la población civil, inclusive de aquellos que han cumplido con las órdenes de evacuación, que es lo que Israel ha dicho que es un medio de protección.

Pero son unas órdenes de evacuación que no han tenido las condiciones para que no sean ilegales: no son voluntarias, no son temporales, no son seguras y finalmente la población del norte que se fue al sur no tiene a dónde regresar.

Esa falta de protección, ese descuido frente a la población civil que hace que la vida en Gaza sea invivible, pues nos lleva a concluir que es deliberada en nuestro parecer la falta de protección a la población civil, la falta de precaución por parte de Israel.

Los civiles, al parecer por los hechos, las muertes, los heridos que vemos, son un objetivo.

No hay nada que demuestre cuidado. Lo que vemos es lo contrario.

(Imágenes: Getty Images, UNICEF)

PURANOTICIA // BBC MUNDO

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