Martes 22 de agosto de 2023 19:42
La alcaldesa que por amenazas se mudó a un cuartel militar en Tijuana, una de las ciudades más violentas de México
Montserrat Caballero lleva un mes y medio viviendo en un cuartel militar junto a su hijo de 9 años.
“No soy una cobarde. No me escondo. No tengo miedo”. Así de tajante se muestra Montserrat Caballero, la alcaldesa de Tijuana, quien tras una serie de amenazas lleva un mes y medio viviendo en un cuartel militar junto a su hijo de 9 años.
La frase va dirigida a aquellos que critican su decisión, argumentando que el resto de la población de esta ciudad fronteriza, una de las más violentas de México, no tiene esa opción.
La repetirá a lo largo de una jornada en la que recorrerá el municipio para colocar la primera piedra de un parque industrial, felicitar a los “graduados” de un programa de rehabilitación, inaugurar una calle pavimentada en un cerro y escuchar los comentarios y demandas de unos líderes comunitarios durante un desayuno tardío en un restaurante.
Seis frenéticas horas en la que esta carismática mujer, menuda y morena, leerá e improvisará discursos, atenderá a la prensa, hará que almuerza dos veces, posará para selfies y estrechará la mano de todo aquél que se la extienda.
Y todo rodeada de guardaespaldas, mientras sube y baja de su camioneta blindada, seguida de un par de vehículos de similar porte y de dos pick-ups de la Guardia Nacional con ocho uniformados cada una y sendas ametralladoras apuntando al aire cerrando la comitiva.
Y solo la matizará cuando llegue a las instalaciones militares con las tareas hechas, y cambie el rol de política por el de madre: "En realidad, sí hay algo que temo. Me da terror que me pase algo delante de los ojos de mi hijo".
El pasado 17 de mayo uno de sus escoltas fue atacado en la ruta de su casa a una peluquería.
Tuvo suerte. Iba solo en el vehículo y sufrió heridas solo por el cristal que rompieron los disparos.
La regidora instruyó a todas las dependencias del gobierno municipal que continuaran con sus labores “sin hacer caso de intimidaciones”, informó en un comunicado su oficina de prensa.
Y cerró el día con un mensaje transmitido por Facebook: “Estoy bien. Me encuentro bien. Esto no nos detiene porque no nos tiembla la mano para atacar al crimen organizado como lo hemos hecho”.
Tras el ataque, las amenazas
Medios locales y políticos varios han cuestionado que el blanco último del atentado fuera la presidenta municipal.
Lo ocurrido en la mañana de aquel miércoles sigue siendo investigado por la Fiscalía General de Baja California, el estado al que pertenece Tijuana, y debido a ello toda información relacionada con el caso se encuentra bajo reserva, según le dijo la entidad a BBC Mundo.
Sin embargo, en las siguientes semanas aparecieron en distintos puntos de la ciudad cartulinas alusivas a Caballero y un hombre trató de entrar en su domicilio tras asegurar que tenía permiso para ello.
“También recibí mensajes en el celular”, recuerda.
“Al principio no les presté atención, hasta que la inteligencia de México y la de Estados Unidos determinaron que no se trataba de algo que pudiera haber escrito cualquier ciudadano burlesco, sino que eran amenazas reales contra mí”.
“Fue unarecomendación del Ejecutivo federaly yo lo acepté”, explica Caballero, ya acicalada y lista para empezar la jornada laboral.
Medida “extrema” y polémica
Todos los consultados para este artículo coinciden en lo extraordinario de la medida adoptada por Caballero.
“Aquí hay muchas personas que llevan escolta. En la zona Río, la más moderna de la ciudad y donde también está mi oficina, es muy común ver camionetas con escoltas y vidrios polarizados”, le cuenta a BBC Mundo Víctor Clark Alfaro, director del Centro Binacional de Derechos Humanos.
Él mismo estuvo protegido durante 18 años. “Tenía seis policías y dos patrullas, pero fue del 1994 al 2012, porque hice muchas denuncias de corrupción en la Procuraduría (hoy Fiscalía) de policías y demás”, recuerda.
“Pero mudarse a un cuartel es una medida extrema que (se adopta porque se) considera que la seguridad personal está en grave peligro y que se requiere de protección adicional”.
Sin embargo, no todos en Tijuana lo ven con buenos ojos y critican el mensaje que con ello se lanza a la ciudadanía.
PURANOTICIA // BBC MUNDO