Martes 8 de marzo de 2022 12:57
De Grozni a Alepo: La brutal táctica de bombardeos con la que Rusia responde a la resistencia
Rusia responde a la resistencia con potencia de fuego. En lugar de enviar soldados a luchar de casa en casa, su táctica militar consiste en bombardear con armas pesadas y desde el aire para destruir a sus enemigos.
En el momento en el que escribo esto, el centro de Kiev y gran parte de sus suburbios permanecen prácticamente intactos, y las sirenas y alertas se escuchan constantemente.
Todos aquí saben que eso podría cambiar muy rápido. Para cuando leas estas líneas, quizá ya ha cambiado.
La segunda ciudad de Ucrania, Járkiv, ya ha sufrido en gran parte la fuerza de destrucción rusa. También Mariúpol y otras ciudades del este.
Rusia responde a la resistencia con potencia de fuego. En lugar de enviar soldados a luchar de casa en casa, su táctica militar consiste en bombardear con armas pesadas y desde el aire para destruir a sus enemigos.
Járkiv y las demás ciudades y pueblos han sufrido graves daños y, hasta donde sabemos, muchas víctimas civiles. La sede del gobierno local de Járkiv resultó gravemente dañada en un ataque con misiles que se filmó y divulgó en video.
El presidente ruso, Vladimir Putin, podría estar enviando un mensaje a Kiev: mira hacia el este, porque esto podría pasarte a ti.
La deprimente conclusión que saco de otras guerras en las que he visto a los rusos en acción es que la situación podría empeorar mucho más.
"El suelo temblaba"
Hasta ahora Putin no ha dado la orden de infligir el tipo de daño que las fuerzas rusas provocaron en Grozni, cuando la república rusa de Chechenia se rebeló en la década de 1990, o en Siria, donde el líder ruso intervino con fuerza desde 2015.
Cubrí la primera guerra de Chechenia al comienzo del invierno boreal de 1994-1995. Al igual que ahora en Ucrania, el ejército ruso cometió graves errores en las operaciones terrestres.
Las columnas blindadas fueron emboscadas por rebeldes chechenos en calles estrechas y destruidas. Muchos soldados reclutados no querían luchar y morir.
Poco antes de la invasión de Ucrania, los analistas militares coincidían en que las fuerzas rusas se habían vuelto mucho más profesionales.
Tal vez sea así, pero la actual ofensiva se ha visto frenada una vez más por cuellos de botella logísticos, errores tácticos y adolescentes aterrorizados a quienes no se había dicho que iban a la guerra, así como una resistencia tan feroz como la que ofrecieron los chechenos en 1995.