“Te amo pero no te deseo”: un problema que afecta cada vez más a las parejas

Hay quienes pueden pensar que tener intimidad con la pareja es lo normal. Pero hay parejas donde los momentos de intimidad sexual no se dan debido a que uno de los dos tiene un bajo apetito sexual. No tiene que ver con los afectos, simplemente es falta de deseo.

Jueves 9 de octubre de 2014 a las 07:47 horas


Vida En Pareja

Los sicólogos Alejandra y Antonio Godoy, aseguran en su libro “Te amo, pero no te deseo” que esta es una nueva tendencia en las parejas y que hoy son los hombres los que sufren de inapetencia sexual. Los profesionales y hermanos, decidieron enfrentar esta creciente disfunción sexual, luego de recibir a varias parejas que dicen amarse pero a la hora de la pasión, el tema no resultaba.

 

Antonio Godoy, uno de los autores de este libro, conversó sobre este fenómeno que lamentablemente se registra cada vez más entre parejas de nuestro país, declarando que es más frecuente, e indicó que la inquietud por saber qué lo provoca nació hace 10 años, cuando su hermana recibió casos de hombres que no tenían apetito sexual.

 

Además, dijo que muchas veces influyen las personalidades de hombres y mujeres, sin embargo este sentimiento nace desde un estrés emocional, el que no se supera rápidamente debido a lo desesperados que se sienten los hombres, llegando incluso a pensar que son gays.

 

El sicólogo indicó que las causas de este problema son múltiples, y que requiere de terapia de parejas porque no hay una culpa individual, sino que es algo que no funciona, y puede pasar desde la rutina hasta el entorno o el mismo hogar, que hace que el deseo se pierda, pero no el amor.

 

 

Así como se ha impuesto el concepto de la inteligencia emocional, que complementa la meramente intelectual, los sicólogos Alejandra y Antonio Godoy, usan la idea de inteligencia sexual en su libro “Te quiero pero no te deseo”, donde abordan un problema de pareja cada vez más común: la falta de deseo.


Este síndrome de deseo hipoactivo, su denominación técnica, es cada vez más común entre hombres jóvenes y enamorados de sus parejas, que se masturban y tienen erecciones, pero que lentamente van perdiendo la pasión y las ganas de intimidad con sus mujeres.


Ahí, en ese grupo es donde pusieron el acento los especialistas autores de este libro, ya que hasta ahora lo usual es que fueran ellas las que buscaran excusas para eludir las relaciones sexuales; ahora, en las últimas décadas, son ellos los elusivos. “Ojo, que no soy ningún semental”, advierte el amante de hoy, cuando antes los machos se vanagloriaban de sus proezas. Esta modestia, que suena mejor que la soberbia machista de antes, tiene sin embargo sus bemoles: la pareja pierde intimidad, posibilidad de relacionarse en un plano donde el juego, la complicidad, el placer aproximan de una manera única y profunda, y la mujer duda del amor que le dicen profesar.


¿Qué pasó? ¿Cómo se explica este fenómeno?


El libro hace un interesante análisis, recogiendo testimonios de hombres y de mujeres, de parejas que se aman pero que no se desean, donde suele ser él quien tiene el deseo inhibido, encogido, por usar una figura gráfica. No alcanza una reseña para resumir el problema que bien plantea el texto, ni mucho menos la solución. Pero citamos algunos párrafos del epílogo, donde se entienden mejor las causas y el qué hacer: “Esta falta de pasión que se presenta en la pareja estable, está transformándose en una epidemia que no hemos sido capaces de afrontar adecuadamente como sociedad, pues la sexualidad continúa siendo un aspecto muy frágil de nuestra existencia, a pesar de los innegables avances y de una obsesiva presencia en los medios”.


En términos más prácticos y concretos, los sexólogos Godoy señalan que esta falta de deseo, que es consecuencia de los cambios en los roles de género, afecta a ciertos tipos de hombres, a los que tipifican de acuerdo al Eneagrama (sistema de clasificación de acuerdo a 9 modelos de personalidad). Son hombres que al enamorarse y emparejarse con cierto tipo de mujeres caen en este síndrome; los sexólogos aclaran que ninguno de los dos es culpable de los que les sucede.  “Es uno de ellos quien está expresando a través del síntoma una dolencia mayor que en realidad es de a dos, es compartida. Es decir, sería la pareja como relación la que estaría entrampada en una suerte de danza o incluso batalla muy especial, en la cual las mujeres mostrarían una actitud demandante y los hombres se resistirían al percibirlas con mayor poder”. Citando a otro especialista, concluyen que los hombres expresarían su rabia por esta situación negándoles a sus mujeres lo que ellas demandan: satisfacción sexual.


Un tema contradictorio y dramático, que pone en la palestra las ventajas y desventajas de la liberación sexual femenina, que ha modificado de manera radical las relaciones hombre-mujer.

 

Fuente: Radio Bío Bío

 

 

pn/dc

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